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lunes, 15 de junio de 2015

De flagelantes envueltos en túnicas llenas de sangre, profetas capaces de convocar multitudes y urdir milagros delante de los incrédulos, revolucionarios sociales que predicaban la abolición de las diferencias sociales y agitadores protoanarquistas que defendían la propiedad común




A pesar de ser finales de primavera, en Colonia hace un día oscuro y tormentoso. El cielo llena la ciudad alemana de sombras, pero las verdaderas tempestades bullen en la oscuridad de los callejones. Jean de Brünn, miembro de la Hermandad del Espíritu Libre, está siendo torturado por la Inquisición. La tormenta ahoga sus gritos, pero los rumores se han extendido por toda la ciudad. La consigna del poder ha sido clara, y sus órdenes se cumplirán una por una. El Espíritu Libre debe ser erradicado.
Desde casi un siglo antes de aquel oscuro día de 1335, la doctrina predicada por los adeptos al movimiento herético amenaza con destruir toda forma de poder y dominación en los lugares en los que ha ido arraigando. Las herejías y los movimientos contestatarios se han extendido como una plaga por la mayor parte de las ciudades del centro y oeste de Europa ante la mirada impotente de los guardianes del orden, pero el Espíritu Libre será diferente a todas ellas. Sus adeptos no buscan apuntalar las ruinas de una Iglesia que se hunde en la corrupción y la decadencia ni imponer nuevas formas de dominación. Lo que distinguirá a los miembros del Espíritu Libre de todos los demás herejes medievales será su total falta de moralidad. No se trataba de imponer un nuevo orden, sino de destruirlos todos.

Los miembros de la Hermandad se consideraban a sí mismos hombres y mujeres libres, y, por tanto, creían que no tenían por qué someterse a ninguna norma, fuese del tipo que fuese. Johan Hartman, un adepto arrestado y torturado en Erfurt al mismo tiempo que Brünn, lo había expresado con toda claridad en uno de los escritos que dejará tras su muerte: “El hombre verdaderamente libre es rey y señor de todas las criaturas. Todas las cosas le pertenecen, y tiene derecho a usar todo lo que le agrade. Si alguien intenta impedírselo, el hombre libre puede matarle y tomar sus bienes.” Los textos de Brünn, por los que será torturado hasta la muerte, serán todavía más explícitos. En ellos afirmaba que Dios había creado todas las cosas en común, lo que significaba que todas las cosas debían ser compartidas por los “libres de espíritu”. Si alguien poseía alimentos, era porque debía servir a las necesidades de los hermanos del Espíritu Libre. En la práctica, esta afirmación implicaba que el adepto era libre de comer en una taberna y negarse a pagar. Si el tabernero intentaba cobrarle, merecía ser azotado. En el caso de que un hermano necesitase dinero, debía pedir limosna. Si se la negaban, tenía total libertad para tomarla por la fuerza, y no debía sentir escrúpulos ni siquiera en el caso de que la otra persona muriera de hambre como consecuencia del robo. Cualquier tipo de acto violento estaba justificado, desde las amenazas y las extorsiones a los asaltos a mano armada o los asesinatos. En sus textos, Brünn reconocía haber cometido todos esos actos y afirmaba que eran muy comunes entre los miembros de la fraternidad. Los adeptos no sentían ningún respeto por nadie que no perteneciese a la comunidad y no reconocían la propiedad privada, por lo que sostenían que no tenían por qué someterse a ella. “Creen que todas las cosas son propiedad común”- escribía el obispo de Estrasburgo en 1317- “de donde deducen que el robo les está permitido”.

Esta doctrina de negación de todo orden existente que difundían los adeptos al espíritu Libre los convirtió en un enemigo peligroso para el poder. Durante más de cinco siglos, entre el XI y el XVI, los miembros del movimiento fueron perseguidos por papas, emperadores y príncipes. Primero de forma pública y luego en la clandestinidad, los miembros del Espíritu Libre predicaron su doctrina a lo largo y ancho del continente europeo, irradiándose a partir de Colonia, la ciudad que actuaría como epicentro de la herejía. El rechazo absoluto a cualquier tipo de sumisión o límite hizo a los miembros del Espíritu Libre sujetos peligrosos para los poderosos, que los persiguieron, torturaron y asesinaron sin descanso. Su desafío constante a todo tipo de límites y normas les llevará a rechazar todas las leyes y convenciones sociales, desde las bulas papales a las normas corrientes de conducta. En muchas ocasiones, los miembros de la Hermandad vestían como la nobleza, con joyas y tejidos caros. En la Edad Media, cuando la ropa era un signo claro del estamento al que se pertenecía, ese comportamiento creaba confusión y resentimiento entre los estamentos privilegiados, ya que suponían una amenaza a su posición: “No tienen uniforme”, se lamentaba un clérigo alemán, “a veces visten de modo costoso y disoluto, otras muy miserablemente, siempre según el tiempo y lugar. Como creen que no pueden pecar, piensan realmente que les está permitido cualquier modo de vestir”.


La mayoría de los miembros del Espíritu Libre acabarán asesinados por la Inquisición después de interminables sesiones de tortura. El poder no podía permitir la extensión de una doctrina que negaba cualquier tipo de norma o limitación y que dinamitaba el orden social existente, así que perseguirá sin descanso a cualquier sospechoso de profesar ideas sediciosas. Sin embargo, esta persecución será muchas veces en vano. Papas, reyes y príncipes se verán incapaces de contener la oleada de movimientos heréticos que se extenderá por el continente europeo. Procesiones de flagelantes envueltos en túnicas llenas de sangre, profetas capaces de convocar multitudes y urdir milagros delante de los incrédulos, revolucionarios sociales que predicaban la abolición de las diferencias sociales y agitadores protoanarquistas que defendían la propiedad común recorrían ciudades y pueblos llevando con ellos la semilla de la insurrección. En la base de su pensamiento estará la doctrina milenarista, que defendía la llegada del reino de los mil años después del Juicio Final. En ese reino, el hombre volvería a su condición primitiva, lo que implicaba la eliminación de los malvados, la abolición de la propiedad privada y la eliminación de las diferencias entre unos estamentos y otros. Cuando el milenarismo impregne las capas más desfavorecidas de la sociedad, se convertirá en un movimiento revolucionario cuyos partidarios no dudarán en levantarse en armas para acelerar la llegada del reino de los cielos. La toma de la ciudad de Münster por los anabaptistas o las revolución inglesa de los campesinos serán algunos ejemplos de estos levantamientos, pero el incendio será mucho más extenso y prolongado. Como señala Cohn en el monumental ensayo reeditado ahora por Pepitas de Calabaza, este incendio será finalmente extinguido por la llegada de un nuevo orden social que dará origen al capitalismo, pero las semillas plantadas por los revolucionarios milenaristas continuarán creciendo en la sombra, esperando el momento más adecuado para volver a germinar. Ese momento llegará con la eclosión de los movimientos anarquistas y comunistas a partir del siglo XIX, cuando los conspiradores vuelvan a abandonar las sombras para cuestionar de nuevo el orden social existente. 



[Artículo publicado originalmente en la edición en papel y digital del periódico Diagonal. Enlace aquí]

sábado, 10 de enero de 2015

El único acto dadaísta posible es el incendio del Cabaret Voltaire

[El Cabaret Voltaire en 1916]



Estamos en 1916 y las armas químicas destrozan los pulmones de los soldados que combaten en el frente. Ese mismo año, el ejército alemán ha descubierto una nueva combinación de gas aún más letal que las que se habían usado hasta entonces, y las bajas se cuentan por miles. Las máscaras de gas no sirven. La mezcla de cloro y fosgeno que cae sobre las trincheras acaba filtrándose por las protecciones y alcanzando las vías respiratorias. Los soldados ni siquiera notan los síntomas al principio. Los efectos del gas tardan varias horas en manifestarse, así que siguen luchando ajenos a los abismos que han comenzado a abrirse en sus pulmones.


A unos kilómetros de allí, en Zürich, también se habita el abismo. El poeta alemán Hugo Ball acaba de abrir el Cabaret Voltaire, un antro sucio y oscuro situado en la parte superior de un teatro. Los clientes habituales son tarados, desertores, alcohólicos, adictos, enfermos, cobardes. Unos metros más abajo, en la misma calle, Vladimir Ulianov planea el asalto a los cielos, pero los conspiradores que se reúnen en el Cabaret Voltaire no están interesados en los cielos, sino en las alcantarillas. Ball decide reunir sus textos en una revista, una especie de antología del delirio capaz de escupir en la cara a una sociedad tan enferma como los soldados que se pudren con los pulmones llenos de gas. La revista tendrá el mismo nombre que el antro donde ha sido creada, y en ella aparecerá por primera vez la palabra “dadá” para referirse a ese escupitajo, a esa broma de mal gusto que será el movimiento dadaísta. Hugo Ball no lo sabe y seguramente ni siquiera le importe, pero acaba de inventar el dadaísmo.

El dueño del local acabará expulsando a los dadaístas solo unos meses más tarde, cuando se dé cuenta de que todos aquellos muertos de hambre ni siquiera tienen para pagar las consumiciones. El Cabaret Voltaire se convertirá en un restaurante barato para gente de mala vida, uno de esos locales donde no sé preguntan los ingredientes que llevan los platos. En los años treinta sus dueños lo decorarán como una casa de campo suiza en un intento por atraer a una clientela algo mejor, pero no servirá de nada. El Cabaret Voltaire nunca será otra cosa que un agujero húmedo y oscuro excavado en medio de Zürich. 

A finales de los años ochenta el local será finalmente abandonado. En las últimas dos décadas había sido una discoteca de mala fama, pero después de un tiempo sus dueños se cansarán de intentar mantener el negocio a flote. Durante los doce años siguientes permanecerá vacío, olvidado en medio de una ciudad que se apresuraba en destruir todos los túneles que llenaban su subsuelo y olvidar todas las conspiraciones que se habían urdido en sus sótanos. Por alguna razón nadie reparó en aquel antro que se caía a pedazos a causa de la humedd y el abandono. Sin embargo, en el invierno del 2002 alguien decidió abrir de nuevo el abismo. Un grupo de okupas derribaron la puerta del local y crearon un centro social que trataba de recuperar el espíritu provocador y burlón del dadaísmo. Durante más de tres meses se organizaron recitales, fiestas y proyecciones de cine similares a los que se habían hecho en el Cabaret Voltaire, aunque quizá el verdadero espíritu del dadaísmo estaba ya en el hecho de la okupación. Si dadá estaba en alguna parte era en la puerta destrozada del local, en las ruinas y los escombros colectivizados, en la burla al sistema legal, en los delitos que se estaban cometiendo.

Tres meses después el nuevo Cabaret Voltaire fue desalojado. Ese mismo año se convirtió en un museo del dadaísmo. El sistema había consumado la más cruel de sus violencias: convertirlo en parte de él. Ahora, diez años después y con cientos de visitas diarias, el dadaísmo solo puede ser homenajeado con un único acto: la reducción del Cabaret Voltaire a cenizas en el más hermoso de los incendios. 



[El Cabaret Voltaire hoy, convertido en museo del dadaísmo]

sábado, 17 de agosto de 2013

del impecable análisis del capitalismo efectuado por los indígenas de Melanesia



"Los indígenas se entregaban a danzas desenfrenadas, casi siempre nocturnas, que acababan en trances y posesiones; procedían a matanzas generalizadas de cerdos domésticos y esquilmaban los huertos. De pronto, casi todos se negaban a trabajar en las plantaciones de los blancos y a veces incluso a ocuparse de sus propios cultivos; dedicaban su tiempo a construir muelles o aeródromos a fin de recibir un misterioso cargamento. Agredían e incluso llegaban a asesinar en ocasiones a colonos, cultivadores, soldados y misioneros, saqueaban las tiendas y se negaban, de forma sistemática, tanto a pagar impuestos a la administración colonial como a asistir a los oficios religiosos y las escuelas"

El incendio milenarista
Yves Delhoysie y Georges Lapierre
(Pepitas de Calabaza)



Cuando los blancos llegaron a las islas de Melanesia, se encontraron con una población amable y generosa que los recibió con grandes festines. En esa zona, la importancia social se demostraba celebrando fiestas, compartiendo la comida y la diversión con los vecinos. La riqueza no se acumulaba, se regalaba. Sin embargo, los indígenas enseguida se dieron cuenta de que los blancos no compartían nada de aquellos fabulosos objetos que descargaban de sus barcos. Que todos aquellos extraños y mágicos objetos eran guardados con manos codiciosas. Llegaron a la conclusión de que unos seres tan egoístas no podían haber fabricado todas aquellas cosas. Esos objetos debían de haber sido hechos en algún lugar más allá del mar, en las tierras donde habitan los dioses. Pero los dioses no favorecen a los codiciosos, así que no era posible que aquellos objetos que llegaban por mar estuviesen destinados a los blancos. En realidad, los dioses se los enviaban a ellos, a los indígenas, pero los blancos los interceptaban y los guardaban para sí. Se interponían entre ellos y los dioses, acaparándolo todo. Para evitarlo, la conclusión era sencilla: había que matar a todos los blancos. 

Los cultos cargo han sido considerados una creencia primitiva, el producto de pueblos retrasados, de estados inferiores del desarrollo y la civilización. Sin embargo, desde mi punto de vista, los indígenas melanesios desarrollaron un análisis impecable del capitalismo: los blancos son personas sin alma; sus bienes, en cambio, son de esencia divina. Las mercancías es lo único que importa, lo único que debe ser adorado.

sábado, 10 de agosto de 2013

transcripción de los sueños acontecidos entre el 24 de junio y el 10 de agosto




28 de junio

Estoy en una casa baja, de campo. Es de noche y miro por la ventana. Fuera hay una gran tormenta, con muchos rayos. De repente, cae un rayo sobre la casa de enfrente. No me sorprende, de alguna manera sé lo que va a suceder. Otro rayo cae sobre otra casa cercana, que empieza a arder. Miro el reloj, sé que está a punto de pasar algo. Dan las doce y cae un rayo sobre la casa en la que estoy. A mí no me sucede nada, pero un gato que hay en la casa estalla en miles de chispas blancas.


5 de julio

Mis dientes comienzan a ponerse negros. Meto un dedo en la boca y noto cómo las muelas se deshacen en pequeñas bolas negras que se caen de la boca. Meto más dedos y empiezo a palpar más muelas, pero a todas les sucede lo mismo. Me miro en el espejo y veo que apenas me quedan dientes. 

17 de julio

Voy andando por el parque que había cerca de mi anterior casa. No hay mucha luz y está vacío. Han crecido mucho los arbustos y las plantas, como si hubiese sido abandonado. Aparto la maleza y al otro lado veo a unos ciervos enormes comiéndose el cadáver de otro ciervo.

22 de julio

Oigo pasos corriendo por el tejado de mi casa. No me sorprende, pero sí me da miedo. De repente, los pasos se paran y veo cómo se hace un agujero en el techo. En el agujero aparece una mano y parte de un brazo. La piel es muy blanca y los dedos son muy largos. La mano parece buscar algo. Yo intento correr hacia la puerta para salir de la habitación, pero la mano me agarra del pelo y caigo al suelo. 


30 de julio

Una chica desconocida me regala su trenza del pelo. El regalo me gusta mucho, así que lo cuelgo con una chincheta en la pared de la habitación.


2 de agosto

Mi madre pierde los dos dientes de delante, de la parte superior de la boca. Miro esos dos agujeros negros y sé que a mí va a pasarme lo mismo.


3 de agosto

Estoy en medio de unos disturbios enormes. Es de noche. Corremos por una calle y de repente vemos cómo la Policía estrella contra un muro una furgoneta ardiendo que pasa justo a nuestro lado. Después de la furgoneta, se estrella otro coche y otro más. Dentro de los coches no va nadie. Nos damos cuenta de que al otro lado de la calle está pasando lo mismo, y de que nos hemos quedado atrapados en medio de dos incendios. Alguien nos grita que saltemos la valla de un colegio que tenemos enfrente. Yo no estoy muy de acuerdo porque el colegio es como una ratonera, pero acabo saltando porque no hay muchas más opciones. A pesar de todo, dentro del colegio conseguimos despistarlos y salir por otro lado de la vaya sin que nos vean. 

sábado, 20 de julio de 2013

sobre los muchachos que sangran sobre el asfalto o sobre cómo Ellos exterminan la belleza




Hoy no tenía pensado escribir sobre él. Ni siquiera recordaba que era el aniversario de su asesinato. Pero he abierto facebook y la realidad me ha golpeado en pleno estómago. No había desayunado, pero dudo que ya pueda hacerlo. Introduzco su nombre en el buscador y aparecen cientos de imágenes de él. Bello y pálido como un ángel. Como los ángeles que lanzan piedras y queman contenedores. Que conocen los secretos de las fórmulas alquímicas, las sustancias que deben mezclarse en una botella para que aparezca la explosión y el fuego. Que cubren sus rostros porque son demasiado hermosos para que Ellos puedan verlos o tocarlos. 





Miro las fotografías tomadas minutos antes de su asesinato. Delgado y frágil, tan bello que duele. Los ángeles tomaban las calles, construían barricadas, amontonaban piedras. Y Ellos no podían consentirlo. No pueden dejar que exista nada que sea hermoso, porque entonces nos alzaríamos contra Ellos. Tienen que reducir el mundo a la miseria, a la fealdad, a la abominación, porque es la única manera que tienen de sobrevivir. 




Aquel 20 de julio sacaron sus armas y dispararon contra los ángeles. Los golpearon, los torturaron, aplastaron sus cuerpos contra el asfalto. La belleza debía ser exterminada. No podían arriesgarse a que alguien se diese cuenta de lo hermosos que eran aquellos muchachos. Porque una vez que has visto la belleza, no puedes volver a vivir en el mundo que Ellos han creado. 





Aquel muchacho cayó sobre el asfalto y lo llenó de sangre. Pero aún así seguía siendo hermoso. Sus manos manchadas, su camiseta blanca, sus ojos cerrados, su piel pálida. Le quitaron el pasamontañas y le abrieron la camiseta y su belleza deslumbraba a todo el mundo. Por eso tuvieron que esconderlo, rodear su cuerpo, impedir que nadie lo viese. Solo así consiguen que sigamos soportando un mundo hecho a su imagen y semejanza. 










miércoles, 27 de marzo de 2013

Negra flama // Antología antagonista en el estado español.



En los últimos meses he tenido la oportunidad de participar en dos antologías distintas, "Sangrantes", de la que hablé hace unos días, y "Negra flama", que me llegó ayer por correo.

Aún no he tenido tiempo de leerla entera, pero me quema en las manos, y quería escribir algo sobre ella. Quería hablar del orgullo de colaborar en este proyecto, con autores que son referentes, como Jorge Riechmann, Antonio Orihuela o Ana Pérez Cañamares; otros que son amigos, como Diego Volianihil o Isabel Tejada; y otros que no conozco y voy a descubrir ahora.Quería decir que el libro solo vale cinco pavos y que lo que se saque va destinado a financiar los proyectos que tienen en marcha en el Sindicato de Oficios Varios de CNT-Jaén. Quería darle las gracias a Juan Cruz López, por coordinar este artefacto incendiario: lo mejor del capitalismo será verlo arder.


"No queremos engañarte: si compras "Negra flama" estarás contribuyendo a la destrucción del mundo actual, pondrás un grano de arena en la magna obra de los enterradores del capitalismo y el estado. [...] En "Negra flama" encontraréis una manada de poetas que, de una manera o de otra, alientan la subversión de las conciencias, animan a mirar la realidad con ojos nuevos. Ellos, nuestros compañeros, ellas, nuestras compañeras, no salieron nunca de la torre de marfil, porque nunca durmieron bajo su techo. Los vemos días tras día entre la multitud. Ese es su sitio: juntos y a la intemperie."
Juan Cruz López




[el libro se puede comprar enviando un correo a ateneocntjaen@gmail.com. También se puede conseguir en la librería La Malatesta en Madrid y en distribuidoras alternativas. Dentro de poco se podrá comprar también en más librerías, iré informando]

miércoles, 16 de enero de 2013

Matemos a Rimbaud, adoremos a Saint-Just



 



Con apenas diecisiete años, Louis Antoine de Saint-Just abandonó la casa de sus padres y se marchó a París, cegado por la luz fluorescente que irradiaba la ciudad. El viaje fue costeado con el dinero que ganó vendiendo las joyas de su madre. En la ciudad, consiguió entrar en los círculos jacobinos por ser el autor de “Organt”, un poema en el que relataba la violación de una monja en medio de una orgía. Tenía veintidós años cuando estalló la Revolución Francesa, pero su aspecto pálido y enfermizo le hacía parecer un adolescente. Los santos capaces de afilar todas las guillotinas aparecían disfrazados de niños ojerosos. Hasta 1794, Saint-Just ocupó algunos de los cargos políticos y militares más importantes del nuevo gobierno revolucionario: teniente coronel de la Guardia Nacional, diputado, mano derecha de Robespierre, portavoz de los jacobinos de la Montaña, Presidente de la Convención, Delegado de los ejércitos del Rin y del Norte y miembro del temido Comité de Salud Pública. Las numerosas ejecuciones que se produjeron bajo su responsabilidad directa y aquel aspecto delicado le hicieron ganarse el sobrenombre de “el arcángel del terror”. Los ángeles, como los insectos, siempre habían estado en la cima de la cadena alimentaria. Y a veces podían ser caníbales: cuando estalló la sublevación de La Vendée, la piel de los vencidos fue utilizada para fabricar botas, que escaseaban en el frente, y la grasa de los cadáveres sirvió para engrasar los fusiles. Saint-Just fue el promotor de la idea, que resultó un éxito. En 1794 fue detenido y ejecutado junto a Robespierre. Su cabello rizado rodó por la tarima de madera durante unos segundos.     



[los datos han sido extraídos del libro "La facción caníbal", de Servando Rocha (La Felguera)]

lunes, 17 de diciembre de 2012

Hartémonos de amor ya que no podemos hartarnos de pan




Barcelona, 1904. El médico anarquista Luis Bulffi redacta el primer folleto sobre métodos anticonceptivos de nuestro país. En él describe los distintos métodos existentes, -incluyendo el preservativo-, y acaba con algunos de los falsos mitos que se usaban para evitar el embarazo, como evitar unas determinadas posturas durante la relación sexual. En apenas una semana se reparten más de 50.000 ejemplares. A partir de entonces y durante más de treinta años, el movimiento anarquista llevará la iniciativa en la reflexión sobre la sexualidad, entendida en un sentido amplio que incluye el amor, la pareja y la familia. Los anarquistas entendieron que la reflexión sobre los cuerpos y en concreto sobre su sexualidad, era clave para conseguir la libertad y luchar contras las injusticias sociales, porque no hay opresión mayor que la desposesión de tu propio cuerpo. Cuando te quitan la capacidad de decidir sobre tu propio cuerpo, te han quitado todo. En la actualidad, nuestros cuerpos son encerrados, golpeados, disciplinados, operados y modificados por el sistema, que los obliga a adaptarse a unos criterios económicos, médicos, legales y estéticos sobre los que no tenemos la capacidad de decidir y que no podemos elegir. En mi opinión, las luchas sociales en las que estamos inmersos están necesitadas de una renovación teórica y práctica que debe hacerse cuanto antes si queremos ganar, y esa renovación exige una reflexión sobre los procesos de disciplinamiento de los cuerpos para poder combatirlos. Mi artículo pretende ser una pequeña contribución a ello. Podéis descargar la revista completa en pdf en el enlace de abajo.


viernes, 30 de noviembre de 2012

X Encuentro del libro anarquista de Madrid



Este fin de semana se celebra el X Encuentro del libro anarquista en Madrid. Para el que no lo conozca, es algo así como una feria del libro, pero de temática libertaria. Distintas editoriales, librerías y distribuidoras ponen un stand donde se pueden comprar libros y fanzines, y además hay charlas, presentaciones de libros y se puede comer y cenar allí. Yo llevo varios años yendo y he tenido la suerte de conocer a escritores como Miguel Amorós, Pedro García Olivo y Alfredo María Bonano, cuyos libros me han cambiado la forma de pensar y me ha servido para entender un poco más de qué va todo esto. Se celebra en la Escuela Popular de Prosperidad, que es una escuela de adultos que lleva funcionando desde 1973 y que está hecha por gente del barrio, y para gente de ese y de cualquier otro barrio. Funciona de forma autónoma y asamblearia y sigue formas de pedagogía alternativas. Por cinco euros (el que los pueda pagar) se puede ir a clases de español, de árabe, de informática y de varias cosas más, así que aprovecho para difundir un poco su proyecto, aunque no lo necesitan. Abajo los enlaces:





viernes, 16 de noviembre de 2012

14N: La noche de la rabia




La indignación ya no es suficiente. El sistema no solo se ha mostrado incapaz de resolver las injusticias que sufre la población, sino que además ha seguido generándolas en una profundidad y una cantidad mucho mayores. A partir de este momento, la rabia comenzará poco a poco a ser un sentimiento cada vez más extendido, como mostró la jornada de huelga del miércoles pasado. La rabia en forma de gritos, de pintadas, de pancartas, de contenedores ardiendo, de cristales rotos. La rabia por el dolor de las injusticias y por las ganas de hacer algo para cambiarlas. Una rabia de la que podemos estar orgullosos porque significa que nos duelen las injusticias de los demás, que las sentimos como nuestras. Pero una rabia que de momento solo es un paso más y que tiene que transformarse en muchos otros. 


[Entrada completa en Culturamas, haciendo click aquí]

martes, 30 de octubre de 2012

toda revolución comienza con un baile: una terrible belleza ha nacido

    
[Grabado de los disturbios de Gordon, Londres, 1780]


Todo ha cambiado, cambiado totalmente:
una terrible belleza ha nacido.

William Yeats


Giramos en la noche
y somos consumidos por el fuego
de los bellos santos salvajes.

El día en que abrimos 
las puertas de las jaulas
nació una belleza terrible
y desde entonces
nuestros cantos son más puros
y nuestras danzas más extrañas.
Después incendiamos las ruinas
y provocamos la fiebre.

Toda revolución 
comienza con un baile. 

viernes, 26 de octubre de 2012

Manifiesto Antropófago

[Oswald de Andrade]



1. Solo la Antropofagia nos une. Socialmente. Económicamente. Filosóficamente.

2. Tupi, or not tupi, that is the question.

3. Estamos cansados de todos los maridos católicos sospechosos en situación dramática. Freud puso fin al enigma mujer y a otros temores de la psicología impresa.

4. Fue porque nunca tuvimos gramáticas, ni colecciones de viejos vegetales. Y nunca supimos lo que era urbano, suburbano, fronterizo y continental. Perezosos en el mapamundi de Brasil.

5. Recorridos. Recorridos. Recorridos. Recorridos. Recorridos. Recorridos. Recorridos.

6. Pregunté al un hombre lo que era el Derecho. Él me respondió que era la garantía del ejercicio de la posibilidad. Ese hombre se llamaba Galli Mathias. Lo devoré.

7. La fijación del progreso por medio de catálogos y televisores. Solo la maquinaria y los transfusores de sangre.

8. La alegría es la prueba del nueve.

9. Pero nunca admitimos el nacimiento de la lógica entre nosotros.

10. Catiti Catiti Imara Natiá Notiá Imara Ipejú.


Manifiesto Antropófago
Oswald de Andrade, 1928


[el texto completo está disponible en la biblioteca del blog. Un consejo: no leáis las notas a pie de página, al menos en la primera lectura. Explican demasiado]

martes, 23 de octubre de 2012

el caos es el orden natural







no os dejaré con vida,
pero habréis amado todos los segundos

Yaiza Martínez, Caoscopia
(Amargrord)



Me gustan los libros extraños. Me encanta tener que leer una página dos veces porque está llena de conceptos raros o porque me he perdido en una estructura laberíntica. A veces ni siquiera me importa no haberlo entendido. De hecho creo que los libros no siempre deben ser entendidos, sobre todo la poesía. No debe ser racionalizada, descuartizada y vuelta a ensamblar. No debe ser analizada bajo criterios blandamente perversos: debe ser experimentada como un sueño o un delirio. Por eso me ha gustado Caoscopia, porque es un libro extraño y laberíntico, lleno de notas a pie de página que remiten a otras notas y que no explican nada porque la poesía no está hecha de planos sino de folículos o de incendios (1). Me han gustado sus versos breves, que caen como gotas de algún líquido espeso y brillante y fluorescente y su estructura, dividida en capítulos que se repiten como en un bucle. Pero quizá lo mejor del libro sean sus imágenes afiladas y suaves al mismo tiempo, que hablan de hordas de ñus y de fibras neuronales que se despliegan y de aliento emplomado y de conjunciones venosas.(3)


(1) El orden siempre me pareció sospechoso. Al fin y al cabo, el poder es básicamente orden, por eso necesita identificarnos y controlarnos.(2)
(2) El caos es el orden natural. 
(3) acérquese la que ovula con aliento emplomado. nunca resultó fructífera la arbórea diferenciación de la equis. su lenguaje congrega escasas glorificaciones: la oralidad no atrae a los bienes.


viernes, 19 de octubre de 2012

cuando puedes ser cualquiera, eres todos // por qué cubrirse la cara en una manifestación



 [Asturias, 2012]


"Cubrirse el rostro es un símbolo muy poderoso frente a un poder que se basa en la identificación y la clasificación, porque implica negarle esa capacidad. Implica decirle que no se está ahí en tanto que individuo, sino como parte de una colectividad, de una comunidad. Que no eres alguien con nombres y apellidos, sino que puedes ser cualquiera. Y cuando puedes ser cualquiera, eres todos.

Cuando un minero se cubre la cara no lo hace porque sea un infiltrado ni porque tenga miedo, lo hace porque es un símbolo que muestra su lucha y que dice que esa lucha no es por él, sino por todos los que van a quedar en la calle como consecuencia del cierre de las minas. Cuando un minero se cubre el rostro, todos somos él."


Un poco de debate sobre por qué cubrirse la cara en una manifestación. O sobre por qué no caer en la paranoia colectiva de los infiltrados. Para leer la columna entera, hacer clic en el enlace de abajo:


viernes, 28 de septiembre de 2012

la desesperanza es tan cierta que las lámparas



La desesperanza es tan cierta que las lámparas, por eso los durmientes no deben comer la carne melancólica de la liebre ni permitir que la casa se incendie los días veinticinco de cada mes. La desesperanza es tan sola que los cuervos, por eso no debes escuchar las canciones de los durmientes ni beber de las fuentes junto a las que se sientan. El éxodo de las polillas/ en verano hacia las lámparas/ nada tiene que ver con el dolor, dirán, pero no es cierto: ellos saben que las polillas llevan sobre sus alas la tristeza del mundo. No somos peligrosos:/ dormimos profundamente cuando dormimos, dirán, pero no es cierto: si colocamos una cabeza de saltamontes sobre el estómago, se cura la icteria. Si la colocamos sobre los párpados, la tuberculosis. No los escuches. Recuerda: lo importante son los gatos/ o que te aplasten las heridas en lo oscuro. 



[los versos en cursiva pertenecen al poemario "Sociedades en trastienda", escrito por la bella Lidia Fernández y editado por Ediciones Crusoe. Lo recomiendo mucho]

viernes, 31 de agosto de 2012

"somos, seguramente, bárbaros, ya que ciertas formas de civilización nos dan asco" // Libros sobre incendios










Historia de un incendio es uno de mis libros favoritos. Lo compré por impulso hace seis años en uno de los puestos que ponen los domingos por la mañana en Tirso de Molina, y desde entonces lo he leído tantas veces que hay partes del texto que sé de memoria. Entonces no conocía al autor, Servando Rocha, ni a la editorial, La Felguera, pero fue de esas veces que sabes que tienes que leer ese libro, que de alguna manera está hecho para ti. El subtítulo decía Arte y revolución en los tiempos salvajes. De la Comuna de París al advenimiento del Punk, y yo entonces estaba haciendo un trabajo para la carrera sobre los sucesos de la Comuna de París y la influencia en ellos del pensamiento anarquista. Además llevaba imperdibles en las orejas y camisetas hechas pedazos y el pelo de algún color indefinido entre el rubio y el morado, así que simplemente aquel libro era para mí. Lo leí con una sensación de vértigo casi dolorosa, en apenas un día y medio. En aquel momento no procesé ni siquiera una cuarta parte de toda la información que había en él, pero desde entonces lo he vuelto a leer muchas veces, y aún lo sigo haciendo.

El libro cuenta la historia de todas las corrientes artísticas que utilizaron la música, la literatura o la pintura para atacar los puntos de flotabilidad del sistema, desde el romanticismo al punk, pasando por el dadaísmo o el surrealismo. Rocha construye un estudio extremadamente bien documentado, pero además lo hace con pasión y compromiso, y eso se nota. Precisamente ahí es donde está la principal diferencia con Rastros de carmín, un libro anterior al de Rocha y más conocido que también hace un recorrido por la contracultura, aunque limitada al siglo XX. Pero un libro así no puede escribirse sin un bidón de gasolina en una mano y una cerilla en la otra.

Hace unos días encontré otro libro de una temática similar, El asalto a la cultura, publicado por Virus y escrito por el gran Stewart Home. El libro de Home es mucho menos ambicioso, es más una serie de apuntes sobre algunas corrientes de la subcultura anglosajona, pero su punto fuerte es que también está escrito desde el compromiso. De hecho, el propio autor participó en algunos de esos movimientos y cuenta su experiencia en ellos. Personalmente creo que es un buen complemento a Historia de un incendio, pero si solo pudiese leer uno de ellos, escogería sin duda este último. No todos los días tenemos la suerte de encontrar a Lautréamond, Valerie Solanas y The Clash en el mismo libro.



[En la biblioteca del blog se puede encontrar  El asalto a la cultura,  en versión pdf y puesto a disposición  por la propia editorial]