Con apenas diecisiete años, Louis Antoine de Saint-Just
abandonó la casa de sus padres y se marchó a París, cegado por la luz
fluorescente que irradiaba la ciudad. El viaje fue costeado con el dinero que
ganó vendiendo las joyas de su madre. En la ciudad, consiguió entrar en los
círculos jacobinos por ser el autor de “Organt”, un poema en el que relataba la
violación de una monja en medio de una orgía. Tenía veintidós años cuando
estalló la Revolución Francesa, pero su aspecto pálido y enfermizo le hacía parecer
un adolescente. Los santos capaces de afilar todas las guillotinas aparecían
disfrazados de niños ojerosos. Hasta 1794, Saint-Just ocupó algunos de los
cargos políticos y militares más importantes del nuevo gobierno revolucionario:
teniente coronel de la Guardia Nacional, diputado, mano derecha de Robespierre,
portavoz de los jacobinos de la Montaña, Presidente de la Convención, Delegado
de los ejércitos del Rin y del Norte y miembro del temido Comité de Salud
Pública. Las numerosas ejecuciones que se produjeron bajo su responsabilidad
directa y aquel aspecto delicado le hicieron ganarse el sobrenombre de “el
arcángel del terror”. Los ángeles, como los insectos, siempre habían estado en
la cima de la cadena alimentaria. Y a veces podían ser caníbales: cuando
estalló la sublevación de La Vendée, la piel de los vencidos fue utilizada para
fabricar botas, que escaseaban en el frente, y la grasa de los cadáveres sirvió
para engrasar los fusiles. Saint-Just fue el promotor de la idea, que resultó
un éxito. En 1794 fue detenido y ejecutado junto a Robespierre. Su cabello
rizado rodó por la tarima de madera durante unos segundos.
[los datos han sido extraídos del libro "La facción caníbal", de Servando Rocha (La Felguera)]
Ciertamente fascinante.
ResponderEliminarAdoremos a los dos...
ResponderEliminarLa primera parte de la historia me resulta brillante, y la segunda (una vez Saint-Just es poderoso) aburrida. De todas formas la conclusión es que tengo que leerme "La facción caníbal", porqué ya lo he tenido en las manos una vez (pero sin dinero en el bolsillo).
ResponderEliminarLos ángeles, la espada vengadora de dios....fíese usted de su aspecto. Muy interesante. Beso
ResponderEliminarEl jacobinismo es lo más parecido a un San Jacobo que conozco: política fritanga.
ResponderEliminarYo me quedo con Jules Vallès.