Aleksandra Kopff
Miro los genitales
que cuelgan
de los vientres
de los hombres
con asco y ansia.
Quisiera darles de comer,
alimentarles
con la leche amarilla
de mis pezones.
Pero no puedo:
Soy una animal entumecido
con la garganta
llena de grumos.
Uf! Como siempre se me revuelve algo al leerte...Besos
ResponderEliminarA mí se me revuelve el estómago... Uh, extremadamente realista.
ResponderEliminarEs que...ciertamente...mirándome al espejo...mmmmm...doy lástima...
ResponderEliminarSos terrible!!!
entumecida me dejas la bilis del hígado.
ResponderEliminarM.
Gracias!
ResponderEliminarQue deseo más noble y edilicio.
ResponderEliminarUn gusto.
Joder...
ResponderEliminartouché.
Mejor dejo la imaginación en la puerta. He comido hace poco.
ResponderEliminarLayla está enojada!!! esto sí que es asqueroso, poéticamente asqueroso. Y lo impactante es que se percibe al destinatarios de este poema como un ser despreciable!
ResponderEliminarCiertamente, los colgajos que portamos, además de incómodos, son feos, en sí, y por lo que representan en el imaginario de la sociedad patriarcal que padecemos.
ResponderEliminarLa misma ambigüedad me provocan los susodichos ^^
ResponderEliminarasco y ansia...
ResponderEliminarpor muy feos que puedan ser esos genitales a mi siempre me puede el ansia...
zas! llega fuerte
ResponderEliminary que nos lluevan piedras.
ResponderEliminarsi se atreven
La cena infernal, el avatar de la nueva condena, el grumo perfecto frente a frente a la anorexia. Y el mar...
ResponderEliminarFeliz día de la amistad,
ResponderEliminary que tengas una bonita semana.
un abrazo.
Es un grito de femenina forma de amar
ResponderEliminarMe gustó leerte y quise dejarte mi huella
algo en mi estomago esta hirviendo.
ResponderEliminarqué texto más bruto, qué bruto.
ResponderEliminareso, lo que te dice Pez en el texto anterior, me pasa a mí con este. No se me quita el gesto de la cara, estoy paralizada.
ResponderEliminarjo-der!
ResponderEliminarEl calor da sed de horchata.
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