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viernes, 26 de diciembre de 2014

Descubrimientos de este año




 [Unica Zürn]


No suelo leer novedades, así que no sé si este post tiene mucho sentido. Casi todos los libros que leo son de la biblioteca, y las novedades suelen tardar bastante en llegar allí. Cuando lo hacen, normalmente ya se me ha pasado el interés o se me han acumulado otros libros que me atraen más. Esto es lo que me pasó con Limónov, por ejemplo. La parte mala de leer casi por completo de la biblioteca es que no estás muy al tanto de lo que se está haciendo. En poesía da bastante asco, porque me molaría leer más de las novedades que se publican. La parte buena es que aprendes a leer mejor, o al menos a mí me ha servido para eso. Aprendes a seleccionar, a leer a los grandes, a guiarte por la intuición mucho más que por lo que te han comentado de un libro o las reseñas que has leído de él. De alguna manera con este post quería hacer eso, un recuento de los descubrimientos que he hecho este año.


Confesiones de una máscara, Yukio Mishima (El País). A Mishima le tenía pendiente desde hacía mucho tiempo y este año por fin me decidí a leerle. La experiencia fue dolorosa y cruel, pero también luminosa de alguna forma extraña. Supongo que como la vida de Mishima, como su muerte. 

El hombre jazmín, Unica Zürn (Siruela). Si tuviese que elegir un solo libro de este año, probablemente elegiría éste. Zürn me hizo pedazos la cabeza. Me costó mucho volver a recomponerlas después de ella, volver a leer algo que me hiciese querer saltar y llorar y bailar de nuevo. Acabé regalándolo, porque los libros así tienen que circular.

Edge of the Orison, Iain Sinclair (Penguin). El libro de Sinclair fue un regalo que me trajeron de Londres. Aquí Sinclair no está traducido todavía, pero yo había oído hablar mucho de él con el rollo de la psicogeografía, sobre todo de su libro London Orbital. Ha sido la lectura más especial del año por muchos motivos, pero sobre todo por cómo Sinclair consigue narrar la huida y la persecución del poeta John Clare, llevadas a cabo con decenas de años de distancia pero que en realidad suceden en un mismo momento.

En las cimas de la desesperación, Émil Cioran (Tusquets). El primer libro de Cioran, escrito con solo 23 años y en medio de una de sus muchas crisis personales. Este año he leído mucho a Cioran, pero este fue el libro que me permitió descubrirlo, el que me dio la clave. “Soy uno de esos que, por millones, se arrastran sobre la superficie de la tierra. Uno más solamente. Esa banalidad justifica cualquier conclusión, cualquier conducta: libertinaje, castidad, suicidio, trabajo, crimen, pereza, rebeldía. Cada cual tiene razón en hacer lo que hace”.


 [Gonzalo Rojas]



Quedeshim quedeshoth, Gonzalo Rojas (Fondo de Cultura). El mejor libro de poesía que he leído este año, sin ninguna duda. En realidad es trampa, porque no lo cogí de la biblioteca. Fue un regalo de alguien a quien ni siquiera he visto en persona, pero que de alguna manera intuyó que yo debía tenerlo. Y no se imagina cuánto se lo agradezco. “Me enamoré de ti cuando llorabas/a tu novio, molido por la muerte,/ y eras como la estrella del terror/ que iluminaba el mundo”.

Poesía vertical, Roberto Juarroz (El País). El libro de Juarroz no lo tomé prestado de la biblioteca, lo compré de segunda mano en uno de los puestos que hay junto al Retiro, en la Cuesta de Moyano. Era el mes de junio y hacía un sol radiante. Tenía que hacer tiempo porque había quedado y era pronto, así que me puse a echar un vistazo al libro. Lo abrí por un poema en concreto, el que empieza con los versos más demoledores de todo el poemario: “El hombre es siempre/ el constructor de una cárcel./ Y no se conoce a un hombre/ hasta saber qué cárcel ha construido”. Recuerdo que lo leí tantas veces que llegué tarde a la cita. Me daba vergüenza decir el motivo, así que dije que me había equivocado en el metro. 

Claus y Lucas, Agota Kristof (El Aleph). Si Quedeshim quedeshoth ha sido el mejor poemario que he leído este año, Claus y Lucas ha sido sin duda la mejor novela. Una especie de fácula cruel llena de laberintos, de niños malvados que aprenden demasiado pronto cómo funciona el mundo de los adultos.

                                                                       [Robert Walser]


Diario de 1926, Robert Walser (La uña rota). De Walser supe mucho antes de su muerte que de su obra. Conocía el último lugar en el que había estado, el trayecto que había recorrido, el sitio exacto donde se había desplomado en medio de la nieve. Supongo que no significa nada, pero este año me ha pasado bastantes veces. También conocía el suicidio de Mishima, el internamiento en un centro psiquiátrico de Zürn, la deriva por París de un Cioran anciano y solitario.

Un hombre que duerme, Georges Perec (Impedimenta). A Perec le leí en un momento complicado, casi sin curro y sin nada de pasta, pero con decenas de dudas. Tardé mucho en devolver el libro a la biblioteca, porque no quería hacerlo. Es una de las peores cosas de leer de biblioteca, tener que devolver los libros. Me da muchísima envidia cuando veo las bibliotecas de la gente, yo solo tengo un par de estanterías. Unas semanas después volví a coger el libro y vi que se había prestado otra vez después de la mía. Me alegré de no habérmelo quedado.

Las ciudades invisibles, Italo Calvino (Siruela). Calvino ha sido mi último descubrimiento del año. Ha llegado en un diciembre complicado, sin luz en casa desde hace veintidós días. Pero la literatura siempre ha sido un refugio, incluso a oscuras. Lo he leído mientras dormía en casa de colegas, mientras llevaba de un lado a otro de Madrid mis cosas dependiendo del sitio donde me quedase, mientras recorría la red de metro cargada de maletas. Y menos mal. 
 
Poesía completa de Alberto Caeiro, Fernando Pessoa (DVD). A Pessoa lo leí en Lisboa, en un viaje de unos días que hice con mi hermano. Encontré el libro de DVD en una librería pequeña al lado de la catedral y decidí comprarlo. Era finales de agosto y Lisboa estaba radiante, con ese aspecto de ciudad en ruinas, de posguerra permanente. Hasta entonces no había leído nada de Pessoa, excepto un poema cuyos cuatros primeros versos habían estado escritos en la pared de mi casa durante mucho tiempo: “No soy nada./ Nunca seré nada./ No puedo querer ser nada./ A parte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo”. Ese poema en concreto no estaba en aquel libro, pero a cambio descubrí a Pessoa.

lunes, 30 de diciembre de 2013

amontonamiento de recomendaciones de 2013 (junto con algunas anteriores)



Este año he pensado mucho si hacer o no una lista con mis lecturas de 2013. Desde que tengo el blog he hecho una todos los años, pero éste he ido retrasándolo hasta que al final estamos a 30 de diciembre. Al fin y al cabo, hace nada hice una con mis ochenta libros, y me da la sensación de que muchos de ellos van a repetirse. Además, en realidad leo muy pocas novedades editoriales porque mi presupuesto me da sobre todo para bibliotecas y librerías de segunda mano, donde no hay precisamente muchas novedades. Cuando invierto en libros nuevos suele ser de poesía y de ensayo especializado, porque son las dos cosas en las que más suelen flojear las bibliotecas que tengo cerca. Eso explica que mi lista no coincida en nada con ninguna de las que se han publicado en los medios a lo largo de este mes: por decir algunas, con la de El país solo comparto un libro ("Limbo", de Ada Salas) y con la de ABC y El Mundo ninguno. Solo he visto algún parecido con la de Playground,  aunque no comparto el orden: poner "La casa de hojas" en primer lugar, quince puestos antes que el monumental "Cuentos completos" de J.G. Ballard y veintiuno que "La Máscara" del enorme Stalislaw Lem me ha parecido una herejía. Pero ya se sabe lo que pasa con las listas, que nunca le gustan a nadie salvo al que la hace.

Una vez que he soltado todo este montón de excusas balbuceantes, al final he decidido hacer la lista. Como no he leído muchas novedades, he decidido dividirla en libros publicados este año y libros publicados otros años que yo he descubierto ahora. Al final también dejaré un hueco para hablar de algunos poemarios que han salido este año, que son las únicas novedades con las que me siento algo cómoda. A pesar de los números, el orden es aleatorio.


Libros publicados en 2013


1. Cuentos completos, de J.G Ballard (RBA). RBA ha publicado algo así como la Biblia. 1275 páginas del maestro de las distopías, los mundos postapocalípticos y las cosas horribles y atroces en general. Daño cerebral asegurado, sobre todo si se lee a continuación de "La exhibición de atrocidades", como ha sido mi caso.


2. En cualquier caso, ningún remordimiento, Pino Cacucci (Hoja de Lata). Uno de los descubrimientos del año sin ninguna duda. Cacucci novela la historia real de Jules Bonnot, chófer de Arthur Conan Doyle, asaltador de bancos, anarquista, obrero metalúrgico y líder de una banda de dandis que fue pionera en utilizar el coche como forma de huida después de los atracos. Y atención a Hoja de Lata, porque lleva ya publicadas unas cuantas cosas interesantes (por ejemplo "Paz, amor y cócteles molotov", ambientada en el movimiento antiglobalización).


3. Máscara, Staislaw Lem (Impedimenta). Posiblemente, el mejor escritor de ciencia ficción de la historia, aunque me fusilen los adoradores de Philip K. Dick. Máscara que es un conjunto de relatos que todavía no habían sido traducidos al castellano, a pesar de que tiene lo mejor de este escritor.


4. En el bosque, bajo los cerezos en flor, Ango Sakaguchi (Satori). Otro descubrimiento deslumbrante. Tres relatos macabros, crueles y grotescos de un autor del que no sabía nada hasta ahora pero del que pienso leer más en 2014.


5. Antología universal del relato fantástico. VVAA (Atalanta). Qué decir. Una maravilla como las que suele hacer Atalanta. Otras 1200 páginas de las que te hacen estallar el cerebro. A la selección no se le puede hacer ningún reproche, las traducciones son muy buenas y la edición es impecable.


6. Cómo hacer bien el mal, Harry Houdini (Capitán Swing). Seguramente lo que más se recuerde del catálogo de este año de Capitán Swing sea "Sociofobia" (que tengo pendiente), pero "Cómo hacer bien el mal" es una maravilla. En realidad, es como una especie de clase magistral sobre cómo cometer crímenes y salir impune. Houdini entrevistó a un montón de delincuentes y policías y llegó a algunas conclusiones interesantes sobre lo que se debe hacer y lo que no si quieres asesinar, robar y, en general, hacer todo el mal posible.



Libros publicados antes de 2013 que he leído este año

Aquí me dejo un montón, pero tenía que seleccionar algunos. De la mayoría ya he hablado en el blog hasta el aburrimiento, así que no voy a repetirme. Los dos primeros fueron publicados a finales de 2012 y para mí han sido auténticos descubrimientos que he recomendado a todo el mundo que tenía cerca. Los otros cuatro son bastante anteriores, de autores mucho más conocidos. Si alguien quiere preguntar algo sobre cualquiera de ellos, que deje un comentario y amplío.

1. La insólita reunión de los 9 Ricardo Zacarías, Colectivo Juan de Madre (Aristas Martínez)
2. El anarquista que se llamaba como yo, Pablo Martín Sánchez (Acantilado)
3. Inferno, August Strindberg (Acantilado)
4. El caballo amarillo, Boris Savinkov (Impedimenta)
5. La flor roja, Vasévolod Garshín (Nevsky)
6. ¿Estáis locos?, René Crevel (Cabaret Voltaire)



Poesía de 2013

Este año he leído bastante poesía, tanto de autores consolidados como de otros que son menos conocidos o están empezando. De ahí que haya esa mezcla en la lista de más abajo. En algunos casos (como el de Ted Hughs, Natalia Litvinova y Unai Velasco) son reediciones, pero se han editado también este año y además yo los he leído en estos meses. El orden es aleatorio, según me iba acordando.


1. Hiela sangre, Francisco Ferrer Lerín (Tusquets)
2. Limbo y otros poemas, Ada Salas (Pre-Textos)
3. [imperia], Daniela Camacho (El perro y la rana)
4. La postpunk amante de Tiresias, Álvaro Guijarro (Canalla Ediciones)
5. Esteparia, Natalia Litvinova (Ártese quien pueda)
6. Contra la niebla, Giovanni Collazos (Unaria)
7. Cartas de cumpleaños, Ted Hughs (Lumen)
8. La tumba del marinero, Luna Miguel (La Bella Varsovia)
9. En este lugar, Unai Velasco (Esto no es Berlín)
10. Estoy gritando, María Sotomayor (Canalla Ediciones)
11. Poesía completa, Anne Sexton (Linteo)

miércoles, 11 de diciembre de 2013

mis ochenta libros de todos los tiempos seleccionados por criterios personales y caóticos.


Aquí van mis ochenta libros. La lista debía ser lo más espontánea posible y no se podían repetir autores. Salvo esas dos condiciones, la elección se debe a criterios personales y caóticos. Hay novela, poesía, teatro y ensayo, y su disposición en la lista no sigue un orden concreto. Podéis ver otras listas en el blog de Francisco J. Pérez, en el de Marco Antonio Raya Ruiz o en el de Rubén Martín.  


- Hombres salmonela en el planeta porno. Yasutaka Tsutsui
- Historia del ojo. Georges Bataille
- Viaje al fin de la noche. Louis-Ferdinand Céline
- En la llama. Juan Eduardo Cirlot.
- Inferno. August Strindberg
- Internados. Erving Goffman
- Alicia en el país de las maravillas. Lewis Carroll
- Plop. Rafael Pinedo.
- Los cantos de Maldoror. Isidore Ducasse
- Vigilar y castigar. Michael Foucault.
- Tratado de saber vivir para uso de las jóvenes generaciones. Raoul Voneigum
- La función del orgasmo. Wilhem Reich
- ¿Estáis locos?. René Crevel

[René Crevel]

- Altazor. Vicente Huidobro
- El almuerzo desnudo. William Borroughs
- Los 120 días de Sodoma. Marqués de Sade
- Pedro Páramo. Juan Rulfo
- El matrimonio del cielo y el infierno. William Blake.
- Porno. Irvine Welsh
- Trilce. César Vallejo
- Terrorismo. Walter Laqueur
- Q. Luther Blisset
- El Apocalipsis, El libro de Job y El Génesis. La Biblia
- Una temporada en el infierno. Arthur Rimbaud.
- El asesinato considerado como una de las bellas artes. Thomas de Quincey
- Las criadas. Jean Genet
- Morgue y otros poemas. Gottfried Benn
- Neuromante. William Gibson.
- La piel fría. Albert Sánchez Piñol.
- Corona de flores. Javier Calvo.


[Georg Trakl]

- Poemas. Georg Trakl
- Discurso sobre la servidumbre voluntaria. Étienne de La Boétie
- El libro de la ley. Alesteir Crowley
- Realidad daimónica. Patrick Harpur
- En las montañas de la locura. H.P. Lovecraft
- Antología. Leopoldo María Panero
- Cómo la no violencia protege al Estado. Peter Gelderloos
- Los demonios. Dovstoyevski
- El corto verano de la anarquía. Hans Magnus Enzensberger.
- La narración de Arthur Gordon Pym. Edgar Allan Poe
- La insólita reunión de los nueve Ricardo Zacarías. Colectivo Juan de Madre
- La ciudad y la ciudad. China Miéville.
- La conquista del pan. Piotr Kropotkin
- La leyenda dorada. Santiago de la Vorágine


[Boris Savinkov]


- El caballo amarillo. Diario de un terrorista ruso. Boris Savinkov
- Las flores del mal. Charles Baudelaire.
- El libro de Monelle. Marcel Schwob
- Lolita. Nabokov.
- La venus de las pieles. Leopold Sacher-Masoch
- Meridiano de sangre. Cormac McCarthy
- No podrán pararnos. Alfredo María Bonnano
- Futuro primitivo. John Zerzan
- Universos paralelos. Michio Kaku.
- Infancia, sexualidad y peligro. Agustín Malón.
- La condesa sangrienta. Alejandra Pizarnik.
- Los detectives salvajes. Roberto Bolaño
- La conjura de los necios. John Kenney Toole.
- Cinco canciones de cuna. Francisco J. Pérez.
- Valis. Philip K. Dick
- Nosotros. Yevgeni Zamiatin
- La casa roja. Juan Carlos Mestre

[Guy Debord]

- La sociedad del espectáculo. Guy Debord.
- Historia de un incendio. Servando Rocha.
- Ácido sulfúrico. Amélie Nothomb
- Máquinas de amar. Pilar Pedraza
- Las once mil vergas. Guillaume Apollinaire.
- Ubú Rey. Alfred Jarry
- El pabellón número 6. Antón Chéjov.
- Frankenstein o el moderno prometeo. Mary Shelley.
- Alquimia y mística. Alexander Roob.
- La represión del deseo materno y la génesis del estado de sumisión inconsciente. Casilda Rodrigáñez.
- Antología de Spoon River. Edgar Lee Masters
- Un mundo feliz. Aldous Huxley
- Los muertos y los vivos. Sharon Olds.
- Bello como una prisión en llamas. Jules Van Daal.
- Testo yonki. Beatriz Preciado.
- El enigma de la docilidad. Pedro García Olivo.
- Hiela sangre. Francisco Ferrer Lerín.
- Del enebro. Hermanos Grimm
- Cumbres borrascosas. Emily Brönte.

viernes, 28 de diciembre de 2012

mi lista de los libros imprescindibles de este año

[Alejandra Acosta, ilustradora de Del enebro]


Este año he leído y escrito mucho, seguramente más que ningún otro hasta ahora. Supongo que es la parte buena del descenso en la cantidad de trabajo y la vuelta a casa de mis padres después del verano. He seleccionado unos cuantos que me han llegado dentro por alguna razón, pero no están ordenados. Solo los he dividido en los que se han publicado este año y los que son de años anteriores.


Publicados en 2012

Del enebro, Jacob Ludwig y Wilhem Karl Grimm (Jekyll y Jill). Macabro, tenebroso y bello. Lleno de hilos rojos que van de unas páginas a otras, del vino azul de los enebros, del color blanco y frío de la nieve. Posiblemente uno de los libros mejor editados de este año, con ilustraciones que se meten debajo de la piel, que anidan en los poros.

Stoner, John Williams (Baile del sol). La primera edición de Stoner en castellano es del 2010, pero es un libro que ha ido creciendo poco a poco, hasta llegar a la tercera edición este año, que es la que yo he leído. Es una historia sencilla, sin grandes tramas ni giros inesperados, pero al fin y al cabo eso es la vida. Lo importante no es tanto lo que cuenta sino cómo lo cuenta, la maestría de Stoner para describir los sucesos cotidianos, la desesperación, la cobardía, el amor, la incomunicación, la decepción, la esperanza que hay debajo de ellos. Me cuesta trabajo entender por qué Williams no está entre los grandes de la literatura norteamericana.

La bicicleta del panadero, Juan Carlos Mestre (Calambur). Este año ha sido el de mi descubrimiento de Mestre, y sus poemarios han pasado inmediatamente a la lista de los libros que se me han metido en el cerebro y lo han hecho pedazos.

La facción caníbal, Servando Rocha (La Felguera). De La Facción Caníbal hablé hace poco aquí, así que no quiero repetirme. Como dije, una obra fascinante, hipnótica y perturbadora, en la que Johnny Rotten pone la banda sonora a un discurso de Mussolini, en la que el canibalismo se mezcla con los atentados de las Baader-Meinhoff mientras suenan las risas que se oyeron el día del juicio contra los miembros de La Familia, la secta fundada por Charles Manson.

Bello como una prisión en llamas, Julius Van Daal (Pepitas de calabaza). De "Bello como una prisión en llamas" también he hablado mucho aquí. Un libro vibrante que hace que te tengas que levantar de la silla, que te den ganas de afilar la guillotina o quemar el Parlamento.

Cenital, Emilio Bueso (Salto de página). Una distopía que tiene como fondo las tesis del pico del petróleo, que pronostican un colapso de la civilización ante el inminente fin de los combustibles fósiles. Bien narrado, ágil, de los que te tienes que leer de un tirón. Muy fan, tanto que me hice una camiseta con la frase "Malthus era un optimista", que era la que llevaba el protagonista en el libro. Nivel friki, ya veis. Hablé de él aquí.

Colorofilia, Álvaro Guijarro (Autoedición). Colorofilia me llegó por email el día uno de enero y desde entonces lo he vuelto a leer varias veces y se lo he recomendado a todo el mundo. Guijarro es brillante, pero eso ya lo sabéis, basta con leer cualquiera de las cosas que escribe. Su poemario fue una de las primeras entradas de este año y dije cosas como que "Colorofilia es el país de las maravillas de los conejos carnívoros. Una civilización de bacterias fluorescentes. Un holograma parpadeantemente azul. Leedlo porque la poesía es exactamente eso: un delirio sintético y cruel."



Publicados en años anteriores

Bestimenta, Óscar Pirot (Papel de fumar). Desde que descubrí a Óscar hace poco, sus poemarios han pasado a estar entre mis preferidos. En el apartado de más arriba debería incluir Luz anfibia, el poemario que acaba de publicar, pero tengo pensado hablar de él más detenidamente dentro de poco, porque se merece algo más que unas líneas. De Bestimenta hablé aquí hace unas semanas. Un libro tan bello que a veces duele.

Calibán y la bruja, Silvia Federici (Traficantes de sueños) Un ensayo imprescindible para entender la aparición del capitalismo en la época de transición desde el feudalismo y para desterrar todos esos mitos que aún perviven de la Edad Media como una época de ignorancia, oscuridad y fanatismo religioso. Se puede descargar gratis aquí

Fámulo, Francisco Ferrer Lerín (Tusquets). Otro descubrimiento de este año. Una poesía rupturista, de las que te hacen pensar que por fin has encontrado lo que estabas buscando. Uno de los grandes. Imprescindible también su Bestiario, del que copié unos extractos aquí

El matrimonio del cielo y el infierno, William Blake (Hiperión) Qué decir de Blake. Que le haría un altar y le pondría velas y sacrificaría animalitos suaves y pequeños en su honor. Que fundaría una secta para adorarle. Que rezo cada día de rodillas para que se reencarne.Que es el santo que necesitamos para que afile las guillotinas.

Los cantos de Maldoror, Lautréamont (Alianza). Brutal, salvaje, luminosa. Un recorrido por el infierno lleno de violaciones, láudano, canibalismo, crueldad. Uno de mis preferidos, otro santo al que rezar.

Pedro Páramo, Juan Rulfo (edición digital). Una de las obras cumbre de la literatura en castellano sin ninguna duda. Leedla en cuanto podáis, no hay discusiones posibles. Eso sí, no os cuento nada del argumento porque me fusilaríais si os la destripo.

Q, Luther Blisset, (Mondadori). Mi interés por los movimientos milenaristas y los anarquistas místicos de la Edad Media empezó con Calibán y la bruja, pero a partir de Q alcanzó niveles obsesivos. De Q ya hablé también en el blog hace unos meses y dije cosas como esta: "Q es la historia de todos los que se rebelaron y perdieron, de todas las derrotas que nunca lo fueron. Narra el viaje realizado por un radical anabaptista a lo largo de la turbulenta Europa del siglo XV, inmersa en la Reforma y la Contrarreforma, en las luchas por el poder entre Carlos V y los príncipes alemanes. Y narra cómo, en medio de todo eso, hubo gente que se levantó contra el poder y luchó por una sociedad más justa y más igualitaria, en la que no existía el dinero, ni la riqueza, ni la desigualdad." Se puede descargar gratis de la propia página del colectivo que la escribió, entonces llamado Luther Blisset y hoy Wu Ming.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

recomendaciones de poesía (vuestra lista)

[Gottfried Benn]



El pasado siete de noviembre hice una entrada en el blog sobre los poemarios que más me habían cambiado o dolido o estallado dentro como un montón de relámpagos dentro de un túnel. Muchas de las personas que leyeron la entrada me hicieron recomendaciones, algunas por el blog, otras por facebook y otras en persona. Hasta hora solo he podido leer dos de ellas:

1. Morgue y otros poemas, Gottfried Benn (edición digital): hasta que leí su poemario, de Benn conocía un único poema, un poema lleno de ratas que viven dentro del cuerpo de niñas abandonadas en el río que flotan entre los juncos. No había vuelto a recordarlo hasta que me recomendaron su poemario, escrito a partir de las visitas a las salas de disección de cadáveres. Era 1912 y el libro provocó un escándalo, porque hasta entonces la poesía nunca había hablado de cuerpos mutilados y órganos abiertos encima de la mesa. Porque lo horrible se había hecho bello y tenía la forma de una rata comiéndose el cuerpo de una niña. Otro estallido, el inicio de otra lista.

2. Arde el mar, Pere Gimferrer (Cátedra): me resulta difícil describir la poesía de Gimferrer. Solo sé que mientras lo leía tenía una sensación rara en el estómago, como de estar atrapada en un jardín demasiado tupido o de respirar un aire que no acaba de entrar en los pulmones. Habla de la pureza de los adolescentes, de los niños pálidos que mueren en noviembre, de los disturbios de humo azul provocados por el aire denso. Una poesía compleja y exigente pero también tremendamente hipnótica.


El resto de recomendaciones aún están pendientes, pero he decidido anotarlas aquí por si alguien más quiere leerlas o recomendar algo más. Muchos de vosotros solo me dijisteis nombres de autores, pero he escogido una obra en concreto porque la he encontrado en la biblioteca o porque es la que más me ha llamado la atención:


3. Paisaje con un grano de arena, Wislawa Szymborska
4. Poesía vertical, Roberto Juarroz
5. Suicidios y otras muertes, Alfonso Costafreda
6. Tablas de carnicero, Nuria Ruiz de Viñaspre
7. Los deseos de Amherst, Angélica Liddel
8. La luz en las palabras: antología poética, Aníbal Núñez
9. La belleza del marido, Anne Carson
10. Vuelo ciego, Idea Vilariño
11. Cartas de cumpleaños, Ted Hughes
12. Antología poética, Emily Dickinson
13. Como dios en la nada, Blanca Varela
14. Antología poética, Marina Tsetáieva
15. Antología poética, Pessoa


[algunos de estos libros los he encontrado para descargar, pero he decidido no subirlos al blog porque estoy haciendo una biblioteca independiente que pondré a funcionar a finales de esta semana y que será mucho más fácil de manejar]

miércoles, 7 de noviembre de 2012

los poemarios que me han hecho estallar el cerebro

[Miguel Hernández]





Hace unos días, un amigo me pidió que le recomendase algún libro de poesía. Uno de esos que te estallan en el cerebro como los fuegos artificiales o la metralla. Que hacen que quieras seguir escribiendo pero a la vez te dejan hecha polvo porque sabes que tú nunca podrás hacer algo tan bueno. Le di un montón de nombres y de títulos según me iban viniendo a la cabeza, pero en casa me di cuenta de que no le había hablado de otros muchos. Así que decidí hacer una lista para poder ordenarlos mentalmente y para intercambiar recomendaciones con todo el que quiera.

1. Viento del pueblo, Miguel Hernández (Cátedra). Hay hilos extraños que nos unen con personas desconocidas, y a mí siempre me pasó eso con Miguel Hernández. He tenido un póster suyo durante años en mi cuarto, que iba cambiando de casa en casa hasta que decidí dejarlo en una de ellas. Recuerdo que lo compré en un homenaje a las Brigadas Internacionales, pero le recorté la bandera republicana que había en una esquina porque nunca creí en que cambiar una forma de Estado por otra fuese a solucionar nada. Si tuviese que elegir un solo libro que salvar de la hoguera, sería Viento del pueblo, y puede que algún día tengamos que hacerlo.

2. Poemas 1917-1930, Vladimir Mayakovski (Visor). A Mayakovski también lo leí pronto, con quince o dieciséis, y recuerdo la electricidad al ir pasando las páginas. Versos cortos y descolocados que hacían pensar en escaleras. También recuerdo la primera vez que vi una fotografía de él. Con Hernández tuve la sensación de conocerle, pero con Mayakovski pensé que él me conocía a mí.

3. Poesía completa, Leopoldo María Panero (Visor). Uno de los mejores poetas vivos que tenemos. Hipnótico, perturbador, delirante. Fuegos artificiales estallando dentro de un túnel.

4. Poeta en Nueva York, Federico García Lorca (Cátedra). Había leído mucho de Lorca hasta llegar a Poeta en Nueva York. Me había gustado, pero nunca lo había sentido estallar dentro de mí. Hasta que leí este libro. Recuerdo subrayar algunos versos hasta dos y tres veces, y recuerdo haber soñado con Lorca caminando en círculos y repitiendo "estoy enterrado aquí, estoy enterrado aquí".

5. Trilce, César Vallejo (Cátedra). Me es difícil contar las sensaciones que me produjo Trilce. Supongo que tiene que ver con laberintos, con imágenes distorsionadas, con caleidoscopios.

6. La casa roja, Juan Carlos Mestre (Calambur). Mestre ha sido un descubrimiento de hace poco,  y todavía siento el libro vibrar en las manos. Otro de los mejores poetas vivos que tenemos. Cada vez que lo releo me siento a escribir durante horas, como si el libro fuese una lámpara que ilumina zonas oscuras.

7. Una temporada en el infierno, Arthur Rimbaud (Hiperión). Con Rimbaud también soñé después de leer sus poemas. Soñé que era un ángel, pero que tenía las alas membranosas como los insectos y no masticaba la comida. Durante un tiempo no volví a releer nada de él, me saturaba todo el abuso que hay en torno a su imagen. Después pensé que no era culpa suya, que él al fin y cabo ni siquiera masticaba la comida.

8. Buffalo Bill ha muerto, E.E Cummings (Hiperión). Siempre he pensado que Cummings era un poeta injustamente olvidado, que su poesía rebelde y experimental y rupturista merecía algo más de atención. Aunque quizá sea mejor así.

9. El matrimonio del cielo y el infierno, William Blake (Hiperión). A Blake creo que todavía no le he asimilado lo suficiente, que mi historia con él aún no está terminada. Lo voy encontrando en distintos sitios, como si no supiese leer las señales. Ayer escribí unas líneas sobre él en una reseña que saldrá el viernes, y me lo imaginé rezando de rodillas por la llegada de un santo salvaje y caníbal que sin embargo ya había nacido y tenía 22 años.

10. Hijos de la ira, Dámaso Alonso (Espasa). Hijos de la ira fue otra de mis primeras lecturas. Este verano lo releí y seguí sintiendo lo mismo, aquella decepción y aquella violencia animal. Al fin y al cabo, Madrid sigue siendo una ciudad de un millón de muertos.

11. Aullido, Allen Ginsberg (Anagrama) Otro autor demasiado explotado, como la mayor parte de la generación beat. Aún así, doloroso y brillante como todos los grandes poetas.

12. Fámulo, Francisco Ferrer Lerín (Tusquets) Otro descubrimiento muy reciente. Había dejado un poco abandonada la poesía porque llevaba mucho tiempo sin encontrar nada que me estallase entre las manos, y entonces me descubrieron a Ferrer Lerín. Tuve suerte.


[en la biblioteca del blog se pueden encontrar para descargar "Viento del pueblo", "Trilce", "Poeta en Nueva York", "Una temporada en el infierno", "El matrimonio del cielo y el infierno", "Hijos de la ira" y "Aullido"]

lunes, 13 de agosto de 2012

los libros que me han dejado el cerebro hecho trozos

(el panóptico de Bentham, la institución central de dominación en "Vigilar y castigar")


Hace un par de días una amiga me dijo que necesitaba leer un libro de esos que te cambian la forma de ver el mundo, de los que hacen que te explote la cabeza por dentro. Empecé a darle títulos y me dijo que por qué no se los escribía, que no se iba a acordar de todos. Así que aquí está la lista que le hice:

1. Vigilar y castigar, Michel Foucalt (Siglo XXI): para mí, Foucault es un pensador imprescindible para entender las estructuras de dominación que aparecen a principios del XIX y que siguen vigentes en la actualidad. Vigilar y castigar me entró en la cabeza como un disparo, me obsesionó tanto que en mi primera casa tenía frases escritas en las paredes en la habitación. De hecho hay frases que todavía me sé de memoria.

2. Testo Yonki, Beatriz Preciado (Espasa): leí Testo Yonki en un momento en que me estaba replanteando muchas cosas y me ayudó a encontrar una especie de estabilidad ideológica. Es tan brutal que no sé qué deciros de él, aparte de que lo leáis. Podría deciros que hay experimentos con testorona en gel, análisis sobre el sistema de dominación actual, polvazos con dildos, pero se quedaría corto, así que leedlo. 

3. La represión del deseo materno y la génesis del estado de sumisión inconsciente, Casilda Rodrigáñez (Crimentales): para mí, este libro es probablemente la mejor respuesta a la pregunta de por qué aguantamos la dominación, por qué aguantamos toda esta mierda sin rebelarnos. Y esto es mucho decir. Casilda me parece una pensadora imprescindible e injustamente desconocida, que ha pagado el precio de decir lo que quiere como quiere, fuera de los circuitos académicos y comerciales. Todos sus libros se pueden descargar gratis en su página.

4. La función del orgasmo, Wilhem Reich (Paidós): llegué a este libro a partir de Casilda Rodrigáñez y os juro que me dejó el cerebro hecho trozos. Reich se formó con Freud, pero abandonó las tesis freudianas porque entendió que el psicoanálisis era demasiado conservador, en la medida en que trataba de adaptar al individuo a la sociedad y no cambiar esta última. Así que se propuso construir una teoría que posibilitase el cambio social y lo pagó caro. Hace algo más de cincuenta años que murió en la cárcel de la resplandeciente democracia estadounidense.

5. La conquista del pan, Piotr Kropotkin (Ediciones 29): mis ideas más profundamente arraigadas se las debo a Kropotkin, así que qué decir de este libro. Probablemente no es el mejor de este autor, pero es el que más significó para mí a nivel personal. Si queréis algo de más densidad intelectual, leed "La selección natural y el apoyo mutuo", en el que establece un debate con Darwin en el que sostiene que la evolución de las especies no se debe a la lucha entre los individuos, sino a la cooperación. (Por cierto, los últimos estudios sobre la aparición de los primeros seres vivos descendientes de las bacterias parecen darle la razón). 

6. Futuro primitivo, John Zerzan (Numa): Zerzan es probablemente el pensador anarquista de más peso intelectual que hay actualmente. Este libro es un ensayo brillante que recoge los últimos descubrimientos sobre la vida cotidiana en el Paleolítico, muy alejados de lo que normalmente tendemos a creer.

7. El placer armado, Alfredo M. Bonnano (fanzine): Bonnano ha escrito mucho sobre los límites y las posibilidades actuales del cambio social y la insurrección, también desde un punto de vista anarquista. "El placer armado" le costó la cárcel hace unos años en Italia, a pesar de que solo teorizaba sobre las posibilidades del uso de la violencia en los procesos de cambio social, sin hacer una apología de ella. 

8. El enigma de la docilidad, Pedro García Olivo (Virus): otra brillante respuesta a la pregunta de por qué no nos rebelamos, de por qué aguantamos la dominación. Sus tesis se centran sobre todo en la función de la Escuela en ese "exterminio global de la disensión y la diferencia", como él mismo lo llama, y toma una clara posición a favor de las tesis de la antipedagogía. 

9. Desde abajo y desde fuera, Miquel Amorós (Pepitas de calabaza): Amorós es otro de los pensadores imprescindibles para entender de qué va todo esto. Especialmente interesantes son sus ensayos sobre el TAV, el desarrollo del urbanismo en los últimos años y el ecologismo, así como sus tesis antidesarrollistas.

10. Teoría king kong, Virginie Despentes (Melusina) + Devenir perra, Itizar Ziga (Melusina): los leí a la vez y   cambiaron mi forma de entender el feminismo. Probablemente no sean de la misma densidad intelectual que los anteriores, pero son importantes para entender el revulsivo que ha supuesto el transfeminismo y la teoría queer en el hasta entonces anquilosado movimiento feminista.