Hemos conocido
el horror
de los ojos abiertos
frente a la luz higiénica
de los televisores,
de la carne hinchada
por la silicona
en quirófanos metálicos,
de los cables de alta tensión
ahorcando del ombligo
a niños recién nacidos.
Pero nosotros decidimos
degollar al conejo blanco
en su madriguera,
extirpar las prótesis,
incendiar el patio trasero.
Siempre fuimos salvajes.
Siempre seremos invencibles.
Es la mejor manera de terminar con los problemas, cortarlos de raíz.
ResponderEliminarufffffffffff, no sé yo...
ResponderEliminarSiempre fuisteis salvajes, pero no creo que seáis invencibles.
ResponderEliminarEres mi pum pum
ResponderEliminarVamos a tirar por la calle de en medio.
ResponderEliminarMucha sangre, eso seguro, pero no hay otra.
Que se mezcle la sangre con la leche y se vaya todo a la mierda!.
ResponderEliminarel conejo ese tenia que haber sido degollado hace mucho...por cansino.
ResponderEliminarSe le acabó el conducir a las niñas rubitas a través de madrigueras a mundos de fantasía.
ResponderEliminarSaludos.
eres mi heroína personal.
ResponderEliminar;)
salvaje es invencible, eso sin duda.
ResponderEliminarpd:y tu poema es salvaje
gran canto de sangre y lucidez. Me has dado vidilla.
ResponderEliminarY que le corten la cabeza a todo aquel que se atraviese en nuestro plan.
ResponderEliminarBesos
Y es que a pesar de todo, siempre es más fácil acabar con el conejo que con todo lo anterior.
ResponderEliminarcuanta violencia gratuita y sin sentido
ResponderEliminar