miércoles, 12 de enero de 2011

AQUEL INVIERNO

Aquel invierno
no teníamos nada.

Los condones del Lidl
estallaban como nuestro futuro.
Los farmacéuticos del barrio
no nos vendían la píldora.
Los conductores del autobús
nos echaban a patadas.
Los colchones que nos prestaban
ardían de fiebre.

Dormíamos
en sábanas sucias de semen.
Arrancábamos
las uñas de los perros.
Sudábamos
para no perder el metro.
Follábamos
en la escalera de incendios.

Aquel invierno
no teníamos nada.

La periferia de Madrid
vomitaba grúas y escombros.
Los viejos del parque
se escondían para hacerse una mamada.
El tendido eléctrico
nos provocaba cáncer de estómago.
Los mendigos del metro
morían atropellados y borrachos.

Perdíamos
el orgullo que nos quedaba.
Buscábamos
una excusa para echar un polvo.
Disparábamos
a la cabeza de los conejos
Mordíamos
a los pájaros carnívoros.

Aquel invierno
no teníamos nada.

Éste tampoco.

10 comentarios:

  1. "Me mordió la piel de la nuca y sus dedos se deslizaron dentro de mis vaqueros. los cristales estaban apunto de estallar, todavía aguantaban, pero les faltaba poco, empezó a ponérseme dura, el canalón se desprendió. Me desabrochó los pantalones, me sacó la polla y se puso a acariciármela lentamente. Anna me la meneaba en medio de ruidos de metal y de cacerolas, algo así como el fin del mundo. Siguió unos segundos y cerré los ojos. No estaba seguro de que la casa resistiera"

    "Pasar el invierno" de Olivier Adam.

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  2. Qué curioso amiga mía, me has traído al recuerdo el mejor cine del Fassbinder de los años 70, ¿puede haber belleza en algo que es incendiariamente lúbrico, mórbido, estimulante y furtivo? Por supuesto, tu poema es una prueba de ello.

    El otro día te hablaba de tu prosa y te dije cariñosamente “bruta”, pero tu poesía la entiendo, me vibra dentro, es más la comparto, cuando estoy cruzado se me da como dios echar un baile suicida en el filo de la provocación acompañado por oscuros abismos y dragones.

    Las imágenes son sugerentes, otras podrían ser patéticas (la de los ancianos) pero acaban siendo pura supervivencia, nadie quiere dejar de vivir y manchar esas sabanas de las que hablas y que son, con mucho, lo mejor del poema.

    Y te vuelvo a repetir que sé de lo que hablo porque viví los 80, por eso a veces dejo un poco de descanso a mi blog “cursi” y dejo que se me vaya la olla un poquito, la razón es esa misma supervivencia que te hablo y también por esos momentos en que levantas un poco la cabeza y ves toda esa mierda de hipocresía que nos rodea y te quedas definitivamente con esas escaleras de incendios o esas habitaciones derruidas porque como dijo alguien: donde abunda el pecado sobreabunda la gracia.

    Pero el amor, entendido como hacer lo que quieres hacer, no es pecado otras cosas sí y entonces decido que me quedo con esa escalera de incendios.

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  3. sublime. tantos inviernos aderezados con lefa hasta la arcada , seguimos sin tener nada, pero que importa si nos queda el lidl y el asco amortajado del último polvo.

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  4. colchones llenos de fluidos corporales,sexo en escaleras de incendios,en un portal,en el metro,o donde fuera...

    condones robados de un supermercado,porque ni siquiera habia dinero para asegurarnos lo seguro,

    inviernos...sin tener nada nada más que la punkarrez,un poco de morro,y ganas,sobre todo ganas.

    increible, me ha encantado,me has recordado cosas.un besazo!

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  5. Es increíble.
    Parece que los hemos escrito juntos...
    No salgo de mi asombro.

    me encanta.
    esa sensación de urgencia,
    la prisa.

    este invierno tiene que hablar aún...

    esperemos.

    un beso (enorme también)

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  6. Yo estuve viviendo un año en sofás de otros y fumando colillas de otros también, por puro placer. Me gustó la sensación, hay que estar en la mierda de vez en cuando para conocerse mejor. O no, hay veces que hay que vivir en la mierda por el simple hecho de hacerlo. En la miseria hay algo de especial, no sabría decir el qué...

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  7. A veces hay que joderlo todo para empezar de nuevo...

    Tenéis un sitio en mi escalera de incendios.

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  8. Éste me ha gustado especialmente. Me he leído casi todos de principio a fin, y es una pasada la crudeza que desprenden. Tú consigues no quedarte sólo en eso. Es una honestidad atrayente y tan bien reflejada que engancha. Impone.

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