domingo, 20 de abril de 2014

Todo hombre es la historia de sus cárceles



Paso la tarde leyendo en la terraza. Dentro de poco me traslado a una casa que no tiene balcones, y creo que los voy a echar de menos. Me cuesta concentrarme, tengo la cabeza en otra parte. El libro de Juarroz que tengo entre las manos se merece mucha más atención de la que le estoy prestando, pero me resulta dificil centrarme. Paso las páginas sin saber muy bien lo que estoy leyendo. Hasta que llego a un poema concreto. No tiene título, pero las dos primeras estrofas son tan potentes que me obligan a leerlo con atención.

El hombre es siempre
el constructor de una cárcel.
Y no se conoce a un hombre
hasta saber qué cárcel ha construido.

Algunas veces parece solo la propia,
pero siempre es también la de otros.
Y no le basta con construir la prisión:
aporta también el carcelero.


No sé si os ha pasado alguna vezque un poema, una canción o un fragmento de un relato os golpee justo encima del estómago. A mí me pasó con éste. Busco la nota biográfica que viene al final del libro. Son solo unas pocas líneas llenas de datos, como si esos datos pudiesen decir algo de quién fue Juarroz. Leo que estudió Biblioteconomía, que dio clases, que fue bibliotecario, que vivió en París. Ninguno de esos datos me da pistas sobre por qué Juarroz escribió ese poema, sobre cómo descubrió que construimos cárceles para encerrarnos en ellas. Sin embargo, entre todos esos datos, hay uno que me llama la atención. A lo largo de su vida, Juarroz escribió catorce poemarios, y a todos ellos los llamó "Poesía vertical". La biografía de Juarroz puede trazarse siguiendo el hilo de todos aquellos poemarios, siempre con el mismo título. Lo único que permite diferenciarlos es el número: Poesía vertical, Segunda poesía vertical, Tercera poesía vertical y así hasta la Décimocuarta poesía vertical, publicada solo un año antes de morir. Leo ese dato en la nota biográfica de Juarroz y entiendo perfectamente por qué Juarroz sabía tanto de cárceles, qué le hizo comprender que todo hombre es la historia de sus prisiones.

Lo único que el hombre no pone
es el material para hacer la prisión, 
porque sobra en todas partes.

Pero hay otra cosa
que no sabemos quién la pone:
el combustible para el incendio.

Porque si todo hombre es la historia de sus cárceles,
la lamentable historia de un ex presidiario
que vuelve a su prisión
o inaugura otra,
a veces es también la historia de quemarse
al incendiar la mayor de sus prisiones.
O ni siquiera la mayor:
la que estaba en el límite.


Tecleo el nombre de Juarroz en el buscador para saber más sobre él, pero me detendo justo antes de darle al intro. No estoy segura de querer saber más cosas. Es posible que, si sigo buscando, acabe descubriendo cómo Juarroz llegó a conocerme tanto, cómo supo que tenía que escribir lo que yo necesitaba leer. Es posible que me encuentre con mi nombre enterrado en medio de todos esos datos, con una foto de la terraza en la que estoy leyendo. Y creo que prefiero no hacerlo.


7 comentarios:

  1. En este enlace encontrarás en PDF una antología no publicada en España:
    http://www.paginadepoesia.com.ar/escritos_pdf/juarroz_poesiavertical.pdf

    Te recomiendo "Poesía y realidad", de Pre-Textos, una pequeña joya. Así como el resto de libros publicados en España, pocos, pero muy valiosos.

    Su poesía te abrirá otros mundos.

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  2. Puede que hayas sentido una especie de miedo del subconsciente a ese traslado inminente a una nueva prisión… pero esta vez sin balcones al exterior.-

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  3. La gente, el hombre, es el problema.
    Y la gente, el hombre, es la solución.
    Erigimos cárceles, es cierto, pero también las derribamos.

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  4. Jose Antonio: muchas gracias por en enlace, yo tb creo que en Juarroz hay otros mundos.
    Krust: es muy posible, las prisiones siempre me aterrorizaron, sobre todo las que tenemos en la cabeza.
    Loan: uf

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