domingo, 9 de marzo de 2014

De lo que le dije a Vladimir Maiakovski cuando supe de la infinita extensión de su tristeza




Serás disecado en un día de enero
y hablarás sin embargo en el frío

Juan Camós


Vinieron a buscarnos
a mediados de agosto,
cuando el cielo
acababa de ser estrangulado
y la gramática era todavía 
hermosa y terrible.

Si un hombre 
se acerca a otro hombre
es con la secreta intención 
de aniquilarlo, dijiste,
y yo cerré tus párpados.

Serás enterrado
en medio del verano, Vladimir,
y hablarás sin embargo del frío.
Todos caeréis, uno tras otro,
a los pies de los cosacos,
todos seréis aplastados
por la Reluciente Apisonadora,
todos seréis devorados
por la amada virgen
nacionalsocialista 
y solo yo cerraré 
vuestros párpados.

Ahora que sabemos
que no moriremos
asesinados a golpes 
quizás podamos comprender
el terrorismo cruel de la belleza,
las decapitaciones ferroviarias
que acechan a los caimanes,
la metralla que contienen
todos los cuerpos celestes. 

O quizás no importe. 

No tenemos ya 
vínculos con los vivos, Vladimir. 




[Este poema le debe mucho a Manuel Lombardo Duro, cuyos versos están en la segunda y la sexta estrofa., y a Juan Camós, que también encontrará versos suyos en el poema. Las modificaciones que los empeoran son responsabilidad mía]

3 comentarios:

  1. "Serás enterrado
    en medio del verano, Vladimir,
    y hablarás sin embargo del frío"...amé este poema. En general me gustan todos estos poemas que has escrito últimamente como en connivencia, y esa sensación de la sangre que desde el pasado se insufla directamente al corazón...Bico!

    ResponderEliminar
  2. la primera estrofa ya te pide leer más...

    ResponderEliminar
  3. Buenísimo. Impactante. Bello. Gracias

    ResponderEliminar