domingo, 13 de octubre de 2013

cómo ver morir a tu pareja


[Stefan y Lotte Zweig]


Últimamente he pensado mucho en el suicidio. No en el mío, sino en el acto de suicidarse en sí mismo. En las motivaciones que pueden llevar a alguien a hacer eso, en los abismos que tenemos dentro. Buscaba información para un texto que se iba a incluir en el fanzine "Seiscidas" y estaba dando vueltas por internet, dando tumbos de una página a otra. Había decenas de ellas dedicadas a escritores conocidos que habían acabado con su vida. Cientos de nombres. Pero lo más curioso es que algunos de ellos también habían visto el suicidio de su pareja. Creo que el primer caso en el que reparé fue el de Stefan Zweig. De origen judío, Zweig se suicidó en 1942, convencido de la victoria del nazismo. Tres años antes había conseguido huir a Brasil, pero se sentía incapaz de ver cómo Europa sucumbía al Tercer Reich. Lotte, su mujer, se tumbó junto a él en la cama e ingirió el mismo veneno que el escritor. Cuando la policía los encontró, aún estaban tendidos en la cama, abrazados. Unos años más tarde, el nazismo sería derrotado por el Ejército Rojo y borrado del mapa, pero ni Zweig ni si mujer pudieron verlo.



[Paul Lafargue y Laura Marx]


El segundo caso en el que reparé fue el de Paul Lafargue y Laura Marx. Con sesenta y nueve y sesenta y seis años respectivamente, Lafargue y Marx decidieron inyectarse una solución de ácido cianhídrico en su domicilio de los alrededores de París. Previamente habían acordado quitarse la vida cuando no pudiesen valerse por sí mismos, así que decidideron hacerlo cuando empezaron a  notar los primeros achaques de la edad. En una nota escrita a mano, Lafargue decía quitarse la vida "antes de que la impecable vejez me arrebate uno después de otro los placeres y las alegrías de la existencia, y de que me despoje también de mis fuerzas físicas e intelectuales; antes de que paralice mi energía, de que resquebraje mi voluntad y de que me convierta en una carga para mí y para los demás".



[Arthur y Cynthia Koestler]


El tercer caso que encontré fue el de Arthur Koestler y su esposa Cynthia. Koestler había sido un ferviente militante a favor de la eutanasia y había escrito diferentes libros explicando varios métodos para quitarse la vida. Los cuerpos del escritor y de su esposa, de setenta y siete y cincuenta y seis años respectivamente, fueron encontrados en su apartamento, sentados en los sillones. La causa era una sobredosis de barbitúricos. 

Creo que todos estos casos me impactaron por los extraños paralelismos que hay entre ellos. Las tres parejas parten de una decisión en frío que los cónyuges tomaron mucho antes de que sucediera; las tres lo hicieron en el mismo momento, sin ni siquiera dejar pasar unos días entre la muerte de uno y de otro; las tres dejaron notas de suicidio, siempre escritas por ellos. Me pregunto cómo es posible ver morir delante tuyo a tu pareja. Cómo convencerla de que es buena idea quitarse la vida. Cómo permitir que lo haga. Qué idea del amor puede llevarte a querer que alguien muera contigo. 

5 comentarios:

  1. si ya no puedes vivir es mejor morir que seguir sobreviviendo. el sueño de llegar a viejecitos y cultivar tomates en ocasiones puede convertirse en pesadilla.
    saludos.

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  2. Entiendo tu punto de vista referido a la pareja aunque, como los dos tienen que estar tan tan seguros, y de lo mismo, hasta me parece coherente y bonito. Tengo pensado desde hace muchos años hacer algo parecido a lo del segundo caso, pero no en pareja (a no ser las circunstancias).

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  3. En Australia (conde la legislación contra la eutanasia es especialmente dura) hay una asociación de personas mayores dedicada al suicidio, tienen su propio producto, que elaboran en un laboratorio casero y luego se dan cobertura legal mútua. En España es posible que eso no exista, y cuando llegue el momento posiblemente recurriré al mercado negro para comprar una megadosis de heroína.

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  4. Hace un año escritor (y amor de mi vida) se suicidó. Pero las últimas historias que escribió relatan muertes. Todas una misma por supuesto, por supuesto estaba planeado hemos entendido sus amigos colegas y familia. Seguimos sin entender exactamente el por qué si él era realmente feliz en todos lo ámbitos y amado. Y sobre todo, porque tenía solo 26 años.

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  5. he llegado aquí a través del blog de lluís, donde hoy ha publicado una traducción de tu post sobre música y escritura que me parece muy interesante. volveré a leerte y a escuchar estas músicas, y me gustaria leer aquello que escribiste y que por lo visto quieres "terminar". ¿podremos ver las dos cosas? tengo curiosidad por leer qué escribiste en aquel momento y cómo lo hiciste.

    te comento aquí porque me ha sorprendido leer este otro post y encontrar la coincidencia contigo en lo de "últimamente he pensado mucho en el suicidio". en mi caso, también en el acto de suicidarse en si mismo, y no tanto en "el mío", pero en cierto modo sí. hace unos días "me suicidé", la yo que escribo aquí.

    me llama la atención lo que dices de estas parejas suicidas que en todos los casos "dejaron una nota". precisamente hace unos días pensaba en la diferencia entre poder dejar alguna explicación y no poder hacerlo. imaginaba cuánta gente puede que esté viva todavía por la dificultad de escribir esa "última nota", algo que explique su decisión, alguna "versión de los hechos"... para los demás y para si misma... gente a quien, ante la imposibilidad de concretar esa "nota", le va pasando la vida...

    me ha gustado mucho el post sobre música y escritura. también es algo en lo que pienso a menudo aunque nunca me he puesto a practicarlo "a conciencia". creo que sólo, a veces, inconscientemente (?).

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