domingo, 23 de junio de 2013

transcripción de los sueños acontecidos entre el 7 de mayo y el 23 de junio de 2013

Posle Smerti, Yevgeni Bauer, 1915



Durante los dos últimos meses se me han estado repitiendo con especial intensidad dos sueños recurrentes. En uno, del que ya hablé aquí, sueño que estoy en una trinchera y que me pongo las botas de un muerto. En el otro sueño con un chico vestido de gris. Hace unas semanas decidí apuntar los sueños para ver cuántas veces se repetían. Esta es la transcripción:

7 mayo

Subo unas escaleras muy estrechas, que giran sobre sí mismas. Intento ir rápido, pero el vestido no me deja avanzar porque me lo piso continuamente. Las escaleras no se acaban nunca. Sé que debo darme prisa.  Miro hacia atrás como si algo o alguien me persiguiese, pero está muy oscuro y no se ve nada. Delante de mí tampoco veo nada, solo los escalones más próximos.

11 de mayo

El chico vestido de gris está junto a mi cama, de pie. Lleva la misma ropa de siempre, el jersey de rombos blancos y grises y unos pantalones oscuros. Yo estoy en la cama, durmiendo, a pesar de que sé lo que él hace. Pasados unos segundos, se agacha junto a mi cama y me grita al oído "¡Layla!". En ese momento me despierto.

17 de mayo

Me regalan un gato que lleva pantalones de rayas negras y verdes. Yo quiero quitárselos, pero me dicen que tengo que dejarlo así porque esa raza es especial. Cazo saltamontes para alimentar al gato.

18 de mayo

La casa está llena de gente que no conozco. Todos hablan entre sí, pero no me prestan atención, como si no me viesen. Voy a la habitación y hay una chica de cuclillas en un rincón. Me dice "¿No ves que no pueden verte?". Me coge la mano con violencia, la abre y me señala un dibujo que tengo en la palma. El dibujo es una M mayúscula. "A este lado eres invisible", me dice.

22 de mayo

Soy una de las supervivientes de una especie de plaga extraña. Consigo llegar a una base donde hay otros supervivientes. Nos sientan en una enorme mesa de reuniones y nos reparten unos planos y unos aparatos electrónicos, una especie de radar. Los militares de la base nos dicen que la plaga ha sido provocada por ellos, porque la humanidad necesita regenerarse. Debemos ir a los lugares que indican los planos y esperar allí un año. Después, podemos salir y reconstruir la civilización. El edificio que tengo en mi plano tiene forma de flor.

1 de junio

El chico de gris está de pie a unos metros de mí. Estamos en un parque, y parece otoño. Le miro, y él levanta la mirada y sonríe levemente. Como si esperase encontrarme allí. Va vestido como siempre, con una moda como de principios de los ochenta. El pelo también lo lleva así.

3 de junio 

Voy vestida de militar, con botas y ropa de camuflaje. Estoy apostada en un sitio alto, desde el que tengo mucha visibilidad. El paisaje es desértico y polvoriento. Hace calor. Oigo un ruido y apunto con la mirilla del rifle. Tengo en el objetivo a un militar rubio, alto y fuerte. Apunto a la cabeza y disparo. Cae al suelo fulminado. Sin detenerme, apunto a la cabeza de otro que llega corriendo hasta el primero. Disparo y acierto de nuevo. A mi lado, un compañero me dice "Venga, Layla, son nuestros, son nuestros". Apunto a un tercero y a un cuarto y acierto también. Mi compañero se ríe. Por la frente me cae un sudor frío.

12 de junio

Me regalan un libro forrado en piel oscura. Sé que es muy importante que no le pase nada, así que lo envuelvo en papel de aluminio.











1 comentario:

  1. Freud (y Jung también, creo) anotaban cada día sus sueños, y según cuentan a medida que practicas este hábito cada vez se recuerda más y mejor, y consigues retener detalles que son de mucha importancia, porqué en las cosas pequeñas encuentras las claves. Yo lo hice un tiempo y me asusté. El método requiere disciplina, hay que levantarse con tiempo para escribir, porqué si te esperas se olvida todo muy deprisa. Luego hay que anotar qué te ha recordado el sueño, las asociaciones que te sugiere. Aunque es raro. Yo tengo a menudo sueños como el del 18 de mayo (casa con gente, invisibilidad) y no consigo interpretar nada.

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