domingo, 7 de abril de 2013

quién se volverá loco

peggymoffitt:

La révolution n’est qu’un début. Continuons le combat, Pierre Clémenti, 1968



La casa en la que viví en Cuenca había pertenecido a un tío de mi abuelo. En una habitación del primer piso había una marca en el suelo, una línea de yeso que iba de una pared a otra. La marca se debía a que aquel hombre, aquel hermano de mi bisabuela, había construido una pared para encerrarse a si mismo. Se había emparedado vivo. La única comunicación que tenía con el exterior era un rectángulo a ras de suelo que se podía esconder con el zócalo de la pared. Por allí le pasaban la comida y el agua. Por allí le oían llorar y volverse loco. La pared no sirvió de nada, porque un hermano suyo le delató y la Guardia Civil la tiró con un mazo y se lo llevó al frente. Al peor frente, por desertor. Nunca volvió. El desván de la casa donde vivo ahora también tiene una parte que no se corresponde con la planta de abajo, como si hubiera una esquina tapiada con madera. Nos preguntamos que habrá al otro lado. Quién se volverá loco. Si serán los mismos que viven en los espejos.

4 comentarios:

  1. No sé si los de dentro pensarán en si pueden llegar a volverse locos los de fuera por no haber dejado una nota.

    ResponderEliminar
  2. Creo que es muy respetable la locura que proviene de negarse a vivir aquello que no se puede entender. Puede que el cinismo exista para poder solucionar ese problema (como un antídoto). Da que pensar.

    ResponderEliminar