Madrid habría sido
menos doloroso
si hubiese podido comer
las sobras de tu plato
o las babas de los insectos.
Si el borde roto de la uña
o un sexo inmaculado
hubiesen sido suficiente.
Pero no había cuchillos
en el cajón de los cubiertos.
Por desgracia, Madrid sigue siendo Madrid.
ResponderEliminarTengo un cuchillo...y es de plástico
ResponderEliminarSólo granadas oxidadas para muertes oxidadas. Abrz.
ResponderEliminarMadrid siempre duele,con o sin cuchillos.
ResponderEliminarbesos hermosa!
Eso pasa en momentos trascendentes. Sin cuchillos, no somos nada.
ResponderEliminarla verdad es que de una forma o de otra, Madrid siempre deja una marca especial en la memoria
ResponderEliminarEs lo que es, con lo bueno y con lo malo... y con el dolor también.
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