miércoles, 23 de enero de 2013

Quién no ha tenido, siquiera una vez, deseos de acabar de ese modo con el pequeño sistema de envilecimiento y cretinización en vigor



"Si gracias al surrealismo podemos desechar sin vacilaciones la idea según la cual las cosas que existen son las únicas posibles, y si sostenemos que por un camino que “existe”, que podemos mostrar y ayudar a seguir, se puede llegar hasta lo que se afirmaba que no existe; si no encontramos palabras suficientes para estigmatizar la bajeza del pensamiento occidental; si no tememos entrar en insurrección contra la lógica; si no juráramos nunca que un acto cumplido durante el sueño tiene menos sentido que uno ejecutado despierto; si ni siquiera estamos seguros de que no terminásemos un día (mientras tanto yo escribo:un día; yo escribo: mientras tanto), que no terminaremos de una vez con el tiempo, vieja farsa siniestra, tren perpetuo en descarrilamiento, pulso loco, inextricable amontonamiento de bestias que revientan o ya reventaron, ¿cómo se pretende que demostremos ternura o incluso tolerancia frente a un aparato de conservación de cualquiera clase? Sería el único delirio realmente inaceptable para nosotros.

Es justamente desde el repugnante hervidero de esas representaciones carentes de sentido que nace y se nutre el deseo de ir más allá de la insuficiente y absurda distinción entre lo bello y lo feo, lo verdadero y lo falso, el bien y el mal. Y como del grado de resistencia que esta idea de elección encuentra depende el vuelo más o menos seguro del espíritu hacia un mundo por fin habitable, se concibe que el surrealismo no tema hacer un dogma de la rebelión absoluta, de la insumisión total, del sabotaje sistematizado y que no espere ya nada que no provenga de la violencia. El acto surrealista más simple consiste en salir a la calle empuñando revólveres y tirar sobre la multitud al azar cuantas veces sea posible. Quien no ha tenido, siquiera una vez, deseos de acabar de ese modo con el pequeño sistema de envilecimiento y cretinización en vigor tiene su lugar señalado en la multitud, con su vientre a la altura del tiro."


André Breton
Segundo Manifiesto Surrealista


3 comentarios:

  1. Ya lo decía en el primero." La velocidad del pensamiento... "

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. "La revolución comunista no teme al arte. Sabe que al final de la investigación a que puede ser sometida la formación de la vocación artística en la sociedad capitalista que se derrumba, la determinación de tal vocación sólo puede aparecer como resultado de una connivencia entre el hombre y cierto número de formas sociales que le son adversas. Esta coyuntura, en el grado de conciencia que de ella pueda adquirir, hace del artista su aliado predispuesto. El mecanismo de sublimación que actúa en tal caso, y que el psicoanálisis ha puesto de manifiesto, tiene como objeto restablecer el equilibrio roto entre el “yo” coherente y sus elementos reprimidos. Este restablecimiento se efectúa en provecho del “ideal de sí”, que alza contra la realidad, insoportable, las potencias del mundo interior, del sí, comunes a todos los hombres y permanentemente en proceso de expansión en el devenir. La necesidad de expansión del espíritu no tiene más que seguir su curso natural para ser llevada a fundirse y fortalecer en esta necesidad primordial: la exigencia de emancipación del hombre.
    ....................................
    Queremos la independencia del arte para la revolución, la revolución para la liberación definitiva del arte."
    -Bretón, Diego Rivera- Manifiesto por un Arte Revolucionario.

    Saludos y disculpas por el comentario eliminado.

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