viernes, 31 de diciembre de 2010

AUTOLESIONES Y DIABETES




En la terapia de grupo
conocí a una chica
que se autolesionaba.

Se hacía las heridas
con los tenedores
que robaba del comedor.

Se los clavaba
y los arrastraba por su piel
hasta hacerse sangre.

Era diabética,
así que sus heridas
tardaban más en cicatrizar.

Recuerdo sobre todo sus brazos.
Me quedaba mirando durante horas
todos aquellos arañazos.

Un día me contó
que su padre la violaba
todas las noches desde los seis años.

Después incendió su colchón.
Debajo encontraron cinco tenedores.
No la volví a ver.

1 comentario:

  1. Mi Señora Layla,

    Después de leer sus balcones, reconozco que me siento atraído por su original poesía de tenedor, y que he perdido horas mirando todos y cada uno de sus arañazos, lamiendo su sangre dulce e intentando imaginar porque encima de su colchón o bajo la cama, no podrán cambiar su desorden hormonal aunque le hayan inflado sus mamas; e imaginando me imagino, que podría ser su exceso de testosterona lo que provoca que escriba como una bestia con minúsculos testículos entre sus dientes, o quizás sea el no parar de morder los pequeños cojones encariados lo que le suministra su dosis de ambrosía. Sea como sea me alegro, porque sus flujos son sorprendentemente ricos.

    En cuanto a mí, me visto de hombre para tapar mi género masculino singular y no lamento ser perra porque ya soy zorro, y ando solo con la libertad de llegar sin que me inviten y sin tiempo a que me echen, incluso durante la cópula.

    Un día quizás muera como una alimaña en la cuneta; sin tan siquiera un recuerdo ni poesía publicada, y eso no deja de ser un alivio, como alivio fue vivir en la dignidad con la palabra.

    Suyo, Z+-----

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