Últimamente no leo mucho. Después de casi nueve meses fuera, creo que el cuerpo todavía tiene que acostumbrarse al ritmo frenético de este agujero infernal que es Madrid. La energía de la ciudad me sobrepasa. Solo tengo ganas de ir a la calle Preciados y empezar a correr de arriba a abajo, chocando con todo el mundo. De entrar en cualquiera de las cadenas de librerías de Callao y empezar a tirar todos los libros al suelo, uno por uno. Cientos de libros al suelo. Por ninguna razón en concreto, simplemente por exceso de energía. Por la necesidad de procesar el ritmo de la ciudad. El único momento en el que logro concentrarme para leer es en algún punto entre la una y las dos de la mañana, cuando el cerebro empieza a entrar en una especie de estado de semi inconsciencia. Todas las lecturas que he hecho últimamente han sido en ese estado, así que no sé hasta qué punto es fiable lo que pueda decir de ellas, pero aquí va.
El mejor descubrimiento que he hecho últimamente en poesía ha sido "La falta de lectura", de José Ramón Otero Roko. El libro fue publicado por DVD hace ya algunos años y no sabía nada de su existencia, pero tengo la suerte de tener amigos que me ponen en las manos los libros necesarios en el momento justo. La poesía de Otero Roko es compleja, no porque sea rebuscada o esté llena de palabras incomprensibles, sino porque juega con la idea de la desestructuración del lenguaje. Además, con una intención política que queda clara en las citas que acompañan al libro, tomadas de textos como "El discurso sobre la servidumbre voluntaria" de La Boétie o el "Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones", de Vaneigem. Es decir, no se trata solo de desestructurar el lenguaje, sino más bien de detonarlo. De hacerlo pedazos.
Otro préstamo, otro descubrimiento: "No", de Manuel Lombardo Duro. Cuando me dejaron el libro, hablamos sobre el odio. Eran casi las tres de la mañana, dábamos vueltas por los callejones del centro de Madrid y hablábamos de lo poderoso que es el odio. De lo liberador que es odiar algo con todas tus fuerzas. De eso va el poemario de Lombardo Duro, de la aniquilación y la destrucción, del "feroz terrorismo de la muerte", y "la feroz dictadura de los órganos". Versos que son citas de Stirner: "He fundado mi causa en la nada". Otros que hablan de la belleza y de la muerte como si fuese una vieja conocida: "Si un hombre/se acerca a otro hombre/ es con la secreta intención de aniquilarlo"
Un regalo: "Luna muerta", de Teresa Domingo Catalá. A Teresa la conocía por "Luzbel de penumbra" y por algunos poemas sueltos en antologías, y me gustaba desde entonces. Pero su último poemario es aún mejor. O igual es que simplemente ya no me acordaba de lo buena que era. Quince sonetos ricos y complejos fuertemente ligados con la obra de Juan Eduardo Cirlot. Como si, de alguna manera, la autora contestase a los versos de Cirlot. Una maravilla. "Tu luz me apartará de los barrancos,/lágrimas de pesar que pertenecen/ al cadáver que dejo en tu ladera".
Pues para bastante te han dado de sí tus lecturas.yo llevo atascado en un libro más de quince días...
ResponderEliminarGracias por las reseñas.
Un abrazo!