Hace unos días me pasó algo
extraño. Estaba leyendo “La cena de los notables”, de Constantino Bértolo, y de
repente descubrí algo a lo que no dejo de darle vueltas desde entonces. “La
cena de los notables” es un ensayo sobre la lectura y la escritura, o más bien
sobre la enfermedad que supone la lectura y la soberbia que implica la
escritura. En un momento dado, Bértolo hace un repaso de algunos personajes
literarios que a su vez enferman de literatura a lo largo de la novela, como el
Martin Eden de Jack London o el Quijote de Cervantes. Y entonces llega a Emma
Bovary.
Por alguna razón, yo estaba
completamente convencida de haber leído "Madame Bovary". Es más, creía recordar
haberlo leído hace dos veranos en un pdf que nos pasó el profesor de una de las
asignaturas que tuve en el primer año del máster. Creía recordar incluso
estarlo leyendo en casa de unos amigos en Granada. Y digo creía porque ya no lo
sé. A medida que leía el fragmento que Bértolo dedica a Emma Bovary me iba
dando cuenta de que no era lo mismo que yo había leído. Que lo que Bértolo
contaba no tenía nada que ver con lo que yo pensaba que era el argumento de "Madame Bovary". O, más bien, sí tenía algo que ver: recordaba el personaje, su
forma de actuar, incluso su enfermedad con la literatura. Pero no recordaba a
los personajes secundarios que cita Bértolo, y estaba bastante segura de que el
final que yo había leído era completamente diferente.
Decidí buscar el pdf para ver qué
había leído realmente, pero no lo he encontrado. Debí de eliminarlo del ebook y ya no tengo acceso a la
plataforma virtual del máster, así que no puedo volver a descargarlo. Sin
embargo, yo recuerdo haberle dicho al profesor que lo había leído, recuerdo
haber hablado sobre el personaje y
recuerdo que me gustó bastante más de lo que pensaba en un principio.
Por supuesto, estaba segura de que la que estaba equivocada era yo y no
Bértolo, pero al ir a la biblioteca a por otro libro no pude evitar echar un
vistazo al ejemplar de "Madame Bovary". Y sí, efectivamente el final y los
personajes coincidían con lo que se contaba en “La cena de los notables”. ¿Qué
libro he leído yo entonces? ¿Leí realmente el pdf del profesor o solo recuerdo
haberlo leído? ¿Qué otros libros que recuerdo no he leído? ¿El pdf era realmente de "Madame Bovary"? ¿Puede ser que estuviese
manipulado y el profesor no se hubiese dado cuenta?
No dejo de darle vueltas sobre
todo a esta última pregunta, porque la posibilidad de alterar los libros en los
pdfs que circulan por internet me parece maravillosa. Hacer que miles de
personas crean que Emma Bovary quema la casa con su marido dentro, que miles de
adolescentes respondan mal su examen sobre “El guardián entre el centeno”, que
cientos de personas piensen que el tío Tom escondía cadáveres de niños bajo el
suelo de su cabaña. Algo así como el acto de terrorismo literario definitivo.
Como que en " el libro de la crueldad " las ovejas pasten placidamente en verdes prados, no ?
ResponderEliminarEres tremenda . ;)
La idea se me ha colado dentro, tendré que darle vueltas... A su vez, creo que hay un cuento de Borges que trata de eso, pero no estoy muy seguro de que sea realmente de Borges.
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