Últimamente leo de forma obsesiva sobre física cuántica. No tengo ninguna formación en física, así que las lecturas son desordenadas y confusas, y tengo que leer delante del ordenador para poder consultar algunos términos en el buscador. Pero merece la pena. Me siento como si hubiese encontrado un libro de fórmulas alquímicas que nadie más conoce. Algunas palabras incluso las repito en voz alta, como si fuesen capaces de abrir una puerta a dimensiones ocultas en la pared de mi habitación: antiquark, partículas mensajeras, brana, supergravedad de la dimensión superior, antimateria, transición blanda, espuma cuántica. No sé si a los físicos les pasa eso, pero yo tengo la sensación de que falta un único término, una única fórmula, para que todas las piezas encajen y sea posible casi cualquier cosa: puertas a otras dimensiones, viajes en el tiempo, rupturas deliberadas del espacio-tiempo.
De hecho, puede que ya alguien lo haya conseguido. Que alguien haya dado con esa fórmula que permite encajar todas las piezas, con el mapa que permite montar la máquina del tiempo. En los años 50, el físico Marcello Pellegrino Ernetti afirmó haber creado junto con otros científicos una máquina capaz de captar imágenes del pasado. La llamó cronovisor. La máquina, compuesta de tres cuerpos, constaba de un prisma central donde se formaban las imágenes, como una especie de holograma.
Los científicos afirmaron haber captado imágenes de hechos tan lejanos como la captura de Napoleón, uno de los más famosos discursos de Cicerón o la agonía de Jesús de Nazaret durante su crucifixión. Supuestamente, esas imágenes proyectadas en el interior del cronovisor habrían sido fotografiadas por los científicos, que asistieron a su proyección fascinados por la posibilidad de ver el pasado. En los años setenta, la prensa italiana difundió algunas de esas imágenes, pero Ernetti dijo que eran falsas, que las auténticas fotografías del pasado nunca habían salido a la luz. Después de que la investigación fuese divulgada, el Vaticano, que había financiado el proyecto de Ernetti, decidió cerrarlo. El cronovisor fue desmontado y almacenado en un sótano cubierto de polvo.
Me pregunto qué verían aquellos científicos, que imágenes se proyectarían en aquel extraño aparato. Según la física, el tiempo es otra dimensión más, algo más parecido a una superficie que a una línea, como normalmente estamos acostumbrados a pensar. Me pregunto si serían capaces de saltar de un lugar a otro de aquella superficie, si realmente fueron capaces de abrir una puerta que permitía conectar con otras dimensiones. Dimensiones en las que Napoléon estaba siendo arrestado y encarcelado, en las que Cicerón repetía una y otra vez el mismo discurso. Dimensiones en las que yo escribía esto en un ordenador y vosotros lo leíais.
Ernetti llegó a divulgar una foto de Cristo tomada con su cámara, ya debes conocerla:
ResponderEliminarhttp://casar.pagesperso-orange.fr/CHRIST%20ernetti.jpg
A mi hay algo que siempre me ha sorprendido, y es que los primeros fotógrafos de la historia dedicaron muchos esfuerzos a fotografiar entidades fantasmales, convencidos de que la fotografía permitiría ver aquello que los ojos no pueden ver. De alguna forma, hace ya más de un siglo se imaginó que la ciencia y sus creaciones permitirían acceder a otras realidades que coexisten y por la tanto prefiguraban la teoría de las dimensiones paralelas. Quizás nos estamos acercando.
Sí, pero dijo después en una entrevista muchos años más tarde que era falsa, no?
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