[Gustave Doré]
Hace un tiempo conocí a una chica que decía que era satánica. Yo trabajaba en un herbolario donde te echaban las cartas, y ella venía de vez en cuando a averiguar su futuro. A veces los clientes tenían que esperar a que acabase la consulta previa, así que se quedaban hablando conmigo. Conocí a un montón de gente interesante y extraña, y con muchos sigo teniendo contacto. Con ella no. Dejó de venir de repente. Puede que se diese cuenta de que no saber nuestro futuro es lo mejor que nos puede pasar. Creo que le gustaba estar allí porque podía hablar libremente de sus creencias. Pensaría que alguien que te echa las cartas o habla con los muertos no se va a burlar o a asustar de que tú creas en el demonio, y así era. Yo no sabía nada sobre satanismo entonces, pero sabía bastante sobre catolicismo porque me había criado con mi abuela, así que la entendía cuando hablaba de algún pasaje de la Biblia o de algún santo o mártir. Me contó cosas preciosas. Me habló de ángeles rebeldes que se levantaban contra la tiranía de Dios. De que Lucifer era el ángel más hermoso de todos. De que su nombre significaba "el portador de luz", porque él era el que había luchado por la lucidez de los hombres frente al dios vengativo que quería esclavos obedientes. Me habló de arcángeles con espadas que intentaban asesinar a Dios, porque si no se derrocaba al tirano los hombres nunca sería libres. De que Dios descubrió su conspiración y los expulsó del cielo, condenándoles a vivir entre los hombres que tanto habían defendido. Me dijo que la lucidez es dolorosa, y que por eso el culto a Lucifer podía deslumbrarte y confundirte. Pero que también el conocimiento era lo único que podía hacerte libre.
Cuando dejó de venir, la eché de menos. No he vuelto a verla, pero ayer me acordé de ella otra vez porque en el libro que estoy escribiendo ahora hay muchos ángeles. Ángeles enorme con alas membranosas y transparentes. Ángeles caníbales y feroces que corren por los tejados. Ángeles-insecto que llegan como una plaga y provocan la peste. Ella me diría que se parecen a los ángeles de Dios, a los traidores que prefirieron no levantarse contra el tirano. Ojalá pueda leer este post. Quién sabe.
Parece que en nuestra cultura hayamos desterrado la mágia. Me fascinan ls personas que tienen un punto tan diferente de la realidad a un racionalista como yo.
ResponderEliminarme ha encantado el post.
un saludo¡¡
Lo terrible del mundo es que siguen pasando los Papas con cara de bueno (el canon nos dice eso), y dios, digo el odio y la venganza siguen triunfando.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ese libro tiene que ser bueno, Layla. Dale duro.
ResponderEliminarÚltimamente estoy totalmente adicto a este bloc, a la vida de Leonor de Aquitania y a los libros sapienciales del antiguo Egipto. Muchas ganas de leer este libro tuyo que veo que se está gestando hace tiempo (mejor!!). Y curiosidad infinita por conocerte en persona y ver qué se ve en tu mirar. A saber cuándo y cómo si es que se da pero me intrigas sobremanera. Tranquila, sólo muerdo a veces.
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