La casa perfecta es oscura como el fondo de las ciénagas. Arrojamos los restos a las aguas oscuras (un brazo, una mano, un dedo), pero ni siquiera eso calma a los vientos crueles que nos susurran canciones al oído. Algo nos precede. Letal. Como el primer día que empezamos a hacer nudos o el primer día que aprendimos a rezar a los que duermen bajo la nieve. La superficie del agua recuerda a los muertos, pero los que venimos del fondo de las ciénagas nos perdemos fácilmente en medio de las ventiscas. No sabemos cómo volver.
[los versos en cursiva pertenecen al poemario Tiento, de Rocío Cerón (Universidad Autónoma de Nuevo León, 2010)]
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La muerte, el hogar más tranquilo y duradero. No es necesaria póliza de seguros.
ResponderEliminarBesos,
Creo que el fotograma (¿se llama así aunque haya movimiento?) es de Nosferatu, con Mina sentada en la playa. Tengo el DVD de la peli y me están entrando ganas de visitarlo de nuevo justamente por esos planos tan tremendos y tan copiados y versionados luego.
ResponderEliminarNo conozco a la autora de los versos, pero me han gustado mucho y me interesa esa forma de escribir sobre fragmentos de otro.
Y bueno, ayer Juan Cruz me colgó un texto en Estudios-cnt, así que seguimos colaborando.
no estoy segura, pero creo que sí es esa película. Voy a leer tu texto en Estudios ahora mismo ;)
EliminarYo ya no le temo a la oscuridad, pero renacer también significa aprender a ubicarse en el espacio infinito
ResponderEliminarQuizás no deban hacerlo.
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