Los niños criados en sótanos
se amarraron con correas
a sus pequeñas camas
durante la epidemia
que llenó los huertos
de extrañas protuberancias.
Aprendieron a dormir
con los ojos abiertos,
pero los predicadores
descubrieron su secreto
y avisaron a los boy scouts
de mejillas sonrosadas:
la pureza de la raza
exige huertos de membranas
y canciones perversas
cantadas por niños.
Purificado sea el señor...
ResponderEliminarEscucho sus voces tibias desde aquí.
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