De todos los personajes malditos de la historia, Lope de Aguirre es uno de mis preferidos. Traidor, alucinado, déspota y cruel, Aguirre fue todo lo sanguinario que pudo durante sus cuarenta y cinco años de vida, hasta que fue asesinado por uno de sus subordinados. Seguramente sea uno de los personajes más oscuros y detestables de la colonización española de América, responsable directo de la muerte de miles de nativos, pero sus odios nunca se dirigieron solo contra los indígenas. La desobediencia a los mandos militares del Virreynato de Perú provocó que fuese juzgado y castigado a ser azotado públicamente. Aguirre nunca perdonaría aquello. Con el orgullo herido, esperó que acabase el mandato del juez, y comenzó una persecución que duraría tres años. Tres años esperando para poder vengarse. Tres años siguiendo al juez de ciudad en ciudad, buscando su rastro, oliendo su miedo, acechándolo. Tres años hasta que lo encontró, después de haber recorrido más de seis mil kilómetros, y lo asesinó en su propia casa.
Aguirre fue condenado a muerte, pero la sentencia nunca se cumpliría. La conquista necesitaba hombres violentos y crueles como él, y fue reclutado y enviado al campo de batalla. De él volvería con las manos quemadas por el arcabuz, una cojera que arrastraría para siempre y la mirada aún más cruel. Después de aquello, se enrolaría en una misión para buscar El Dorado. En ella Aguirre era solo un subordinado, pero no dudó en llevar a cabo una política de asesinatos selectivos para hacerse con el mando. Ejecutó a setenta y dos miembros de la expedición, porque consideraba que no eran útiles o que no cooperaban en la empresa. Los demás se arrodillaron ante él y le nombraron príncipe. A partir de entonces, Aguirre elegiría enemigos aún más poderosos. La expedición pronto se convirtió en una misión alucinada y febril para arrebatar el poder a los mandos militares que gobernaban los territorios conquistados por los españoles. Después de la toma de cada ciudad, Aguirre escribía personalmente a Felipe II para reírse de él e insultarlo. A veces firmaba como El Traidor. Otras como El Peregrino o El Príncipe de la Libertad.
Cercado en Barquisimeto, una de las ciudades sobre las que había caído como una plaga, asesinó a su propia hija a puñaladas en medio de un delirio. Sus subordinados decidieron entonces acabar con su vida. Como castigo, su cuerpo fue descuartizado y enviado a varias ciudades de Venezuela para que sus restos fueran comidos por los perros. Su cabeza fue enjaulada y enviada a El Tocuyo. Ni siquiera muerto quisieron fiarse de ella.
Esta historia la conocí en la universidad, donde tuve una asignatura sobre historia de Latinoamérica. No me había acordado de ella hasta hace unos días, cuando en un blog encontré por casualidad un poema a Lope de Aguirre escrito por José Ramón Signes. El poema es alucinante, pero copio solo una parte porque este post ya es demasiado largo. El que quiera leerlo entero, puede hacerlo aquí.
Yo, Lope de Aguirre, el Peregrino, el Traidor,
que fui príncipe de estas tablas cuando todavía eran
naves,
que fui cañones sin el reproche de tontas leyes,
que me permití pecar de lesa majestad y por escrito,
soy apenas el rostro de un vasco delirante surcado de
lengua bárbara,
indiano de imposible retorno, falso criollo,
tosca pincelada de ambición y avaricia en todo caso
esquivando flechas envenenadas sobre una balsa de troncos
entre monos que chillan sin parar.
Yo, Lope de Aguirre, la ira de Dios,
entregaré mi cuerpo a esta isla con nombre de mujer
para que alguien lo desguace con mi propio cuchillo
y lo lleve en trozos selva adentro, para regocijo de los
perros.
Realmente interesante y macabro.
ResponderEliminarme inquieta y me preocupa este comportamiento tan bien retratado en la figura de lope de aguirre que se repite a lo largo de la historia: alguien cruel y sanguinario a quien condenan pero a la vez necesitan ("la conquista necesitaba hombres violentos y crueles como él"), y que a su vez acaba siendo víctima también de la crueldad por parte de quien lo juzga.
ResponderEliminarsupongo que conoces la novela de ramón j. sénder sobre aguirre, en cualquier caso más que recomendable! (y la película de herzog, pese a no ser fiel a la historia, pero vale)
ResponderEliminarsí, la novela es magnífica y la película tb, con Klaus Kinski haciendo un papelón
EliminarYa sabemos aquello de que la venganza es un plato que se sirve frío... y se come despacio; eso debió de pensar el juez cuando volvió a toparse con él tres años después. Menudo elemento el tal Aguirre, la cólera de dios personificada en el mismísimo diablo.-
ResponderEliminarUna mirada que intenta recoger toda la complejidad del personaje y de la historia que después de utilizarlo se permite juzgarlo:
ResponderEliminarhttp://youtu.be/j3xwt6piHE4
Agatha Christie dijo que hay ciertas personas que en la guerra son héroes y en la paz delincuentes que acaban en la cárcel
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