[integrantes del grupo Zero Kama]
Hace unas semanas empecé un proyecto de escritura un tanto extraño. Las religiones antiguas siempre me han interesado, pero unos meses atrás comencé a investigar sobre el uso de la música en estos cultos. Todo empezó a partir de un programa de radio (La noche en blanco, en Radio Nacional) en el que hablaron de la música que se utilizaba en los sacrificios humanos en la América prehispánica. Algunos descubrimientos arqueológicos parecen demostrar que durante la celebración del rito se utilizaban determinados sonidos para generar estados alterados de conciencia en los participantes. Esto no es algo exclusivo de las culturas precolombinas, pero se centraban en ellas porque había evidencias arqueológicas que permitían reconstruir algunos de los instrumentos que producían estos sonidos. Uno de estos instrumentos eran los silbatos de la muerte, que se utilizaban para llamar a los muertos e invitarlos al rito.
[silbatos de los muertos]
Cuando oí el sonido del silbato no tuve la menor duda de que es posible inducir estos estados a través de la música, así que me puse a investigar sobre la posibilidad de utilizarlo para la escritura. La idea era escribir mientras permaneciese inmersa en uno de estos estados, que sería inducido previamente utilizando solo la música, sin el apoyo de ninguna sustancia. Lo difícil era encontrar los sonidos que pudiesen generarlo, porque solo podía guiarme por la intuición. Comencé a investigar con el grupo Dead can Dance, que también habían experimentado con este tema.
[Dead can dance, "Yulunga"]
Sin embargo, los primeros intentos acabaron en fracaso. Dead can dance era capaz de ponerme la piel de gallina pero no me generaba nada especial, así que no quedaba otra que seguir probando. Por una de estas sincronicidades extrañas que ocurren con determinadas personas, un amigo me enlazó la música de un grupo llamado Zero Kama. Él lo hizo porque el disco más famoso de este grupo se llama "The secret eye of Laylah", pero al buscar información sobre el disco, me di cuenta de que la música que incluía había sido hecha con huesos humanos. Los miembros del grupo se basaron en una flauta tibetana que se hacía con el fémur de personas que habían muerto violentamente y que se utilizaba para invocar a los muertos en determinados ritos. Después de la grabación del disco, los instrumentos nunca volvieron a tocarse.
[Zero Kama, "The secret eye of Laylah"]
La pista de este grupo fue determinante para empezar a encontrar lo que quería. A partir de ahí comencé a investigar con música de ritos funerarios y acumulé una lista de reproducción con la que tenía una intuición bastante fuerte. Los primeros intentos de que me generase algo especial no funcionaron, pero hace unos días me pasó algo extraño. Estaba dando tumbos por internet con la lista de reproducción puesta y abrí un documento de word. De alguna manera, cuando me di cuenta habían pasado dos horas y tenia escritos diez folios. Mi forma de escribir suele ser bastante lenta y tortuosa, así que no tengo muy claro todavía qué compuerta se abrió en mi cerebro. Probablemente no sea más que una tontería, pero creo que merece la pena seguir probando.
Leyéndote, ha venido a mi memoria (no sé si muy justificadamente) un relato corto de Lovecraft: La musica de Erich Zann. Te lo recomiendo encarecidamente.
ResponderEliminarlo busco :)
Eliminarvaya, pero que fue que escribiste?? me dejas con la intriga :/
ResponderEliminarde todas maneras, t recomiendo para este tipo de experimentos que primero pases la musica de 440Hz a 432Hz, hay conversores d ese tipo por la Red
he oído algo sobre eso. Merece la pena el experimento? (lo que escribí creo que aún tengo que acabarlo, pero publicaré algún trozo al menos por aquí)
Eliminartengo un amigo que experimenta con 432Hz y le va de pm, yo para inducir estados alterados de consciencia (para escribir) siempre recurro a la via rápida: mi amiga D... igualmente te digo que la clave reside en la VIBRACIÓN, así que mejor con música en directo
EliminarHace unos años sisití a una sesión espiritista en la que la médium practicaba la escritura automática, y en poco rato llenó un montón de folios con garabatos ininteligibles, aunque luego rastreando se descubría que aparecían palabras, sílabas y alguna frase con sentido.
ResponderEliminarLa habitación estaba muy oscura, las paredes pintadas de negro y en la habitación de la lado pusieron precisamente música tibetana, instrumentos de viento soplando tonos bajos, todo muy monocorde y obsesivo.
Nota aparte (Te escribo aquí porqué he sido incapaz de dar con tu correo: en todo caso, te quiero pedir permiso para traducir este post al catalán y colgarlo en mi blog, obviamente con todas las referencias de la autora).
ResponderEliminarpor supuesto que tienes permiso, de hecho sería un honor. Y respecto a lo de antes, yo tb he ido a varias sesiones de escritura automática y estoy tentada de probarla, aunque supongo que el resultado será similar a lo que estoy haciendo ahora con la música
EliminarMe parece un experimento muy interesante. Yo, dependiendo del día, a veces escribo mejor sin música, pero sin duda hay cierta música que me dispara y me hace escribir como en trance. Encontrarla es el reto. A lo mejor no estaría mal que detallaras un poco esa lista de reproducción que usas. Gracias.
ResponderEliminarvale, prometo publicarla en unos días, voy a probar a añadir algunas sugerencias nuevas que me han hecho por fb
EliminarVamos, que vas a escribir con música.
ResponderEliminarhombre, se trata de intentar dar un paso más. Pero si no sale, sí
EliminarLo del La=432 no tiene sentido. Lo que importa es el tipo de afinación y de temperamento, si lo hubiese. La división de la octava, en definitiva.
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