Cuando un anciano va a morir, se quita los dientes y los machaca en un mortero para que sus secretos no puedan escaparse. Los fabricantes de anillos de latón creen que esas cenizas sirven para evitar que los rayos caigan en las casas, pero los ancianos saben que los rayos son atraídos por las bombillas. Como los insectos.
Pondría este poema en los ojos húmedos de un ciego que se quiere morir sólo para sentir cómo revienta de luz.
ResponderEliminarMe prosterno.
ResponderEliminarexcelente. cortito, como nuestros años.
ResponderEliminarEl collage es loquísimo, ¿es tuyo?
ResponderEliminarqué va, aunque no será por las ganas de plagiarlo que me están dado. Lo encontré por tumbrl, pero no sé quién es el autor
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