Acabo de leer E-mails para Roland Emmerich y me queda una sensación rara en el estómago, como cuando acabé de leer Antibiótico, de Agustín Fernández Mallo. No porque los libros sean malos, al contrario. Porque trasmiten demasiado bien lo que quieren transmitir. Porque te dejan la sensación de que el apocalipsis que prometían tantas películas ya ha sucedido. Y esto es el otro lado. (La única realidad es que ya/ es todo ficticio). La realidad es spam. La realidad-spam se amontona en la papelera de reciclaje. Datos en pantallas macroeconómicas. Datos en pantallas fluorescentes. Hospitales llenos de pantallas. Colegios llenos de pantallas. Centros comerciales llenos de pantallas. La luz al final del túnel era una pantalla iluminada. La luz de dios era una pantalla iluminada.
E-mails para Roland Emmerich me ha gustado mucho. Tiene todo lo que me gusta encontrar en un libro de poesía: un ritmo muy bien conseguido (que se mantiene igual en los fragmentos en prosa, algo bastante difícil de conseguir), ganas de transmitir algo (sensaciones en flash de vacío, de frío, de soledad/// imágenes en bucle de ordenadores tirados en la calle, de cristales que se rompen, de playas mutantes ) y ganas de experimentar (La Red es la realidad sin complejos del viagra, el lugar donde las llaves de seguridad se retuercen como cucharas practicando sexo oral) (Existe un punto situado en un intervalo entre -25º y 65º en el que se encuentra la elección entre morir o dormitar) (LLUVIA LLUVIA LLUVIA SPAM). Vais a leer esto en una pantalla y me alegro. Porque entonces significa que no es real. O que es tan real que ya no podemos distinguirlo.
los versos de los paréntesis 1,4,5 y 6 son de E-mails para Roland Emmerich. Creo que se distinguen, pero por si acaso.
ResponderEliminarme encanta la reseña y el libro seguro que es genial...
ResponderEliminar"La luz al final del túnel era una pantalla iluminada. La luz de dios era una pantalla iluminada."
saludos