Preparamos la tarima
donde serán ahorcados
los ancianos
que hablaron de la sífilis
demasiado alto,
las ancianas
que fingieron ser
muchachas leprosas
de vientres hinchados.
No tenemos tiempo
de rociar con ácido
los bosques de maleza:
observamos los cuerpos
que flotan en el lago,
pero el pelo de los muertos
fermenta despacio.
Incluso parece que crece.
ResponderEliminarPor dios...se lo puede ver!
ResponderEliminarA las ancianas las ahorcamos también, sí, ¿no?
ResponderEliminarel pelo de los muertos crece mucho nada mas morir, la primera noche melena.
Eran niñas enfermas cavando sus propias tumbas. Jugaban con sus vestidos de trapo a princesas de cuento de hadas...Y como última voluntad amenazaban convertirse en máquinas sinrazón.
ResponderEliminarobservamos los cuerpos
ResponderEliminarque flotan en el lago,
pero el pelo de los muertos
fermenta despacio.
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Te aplaudo.
Ay dios, me matas.
ResponderEliminarM.
Puedo sentir toda la vida de la podredumbre enferma germinando por debajo del poema. Genial! :)
ResponderEliminarFuertísimo y poema. Saludos.
ResponderEliminarTan destructivo y desolado.
EliminarLa última estrofa sobre todo, me gana :)
¿Nos observarán ellos con sus ojos huecos, viscosos de muerte?
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