viernes, 23 de marzo de 2012
demasiados ancianos que emiten alaridos
Animales fluorescentes nos acechan en las ruinas de los reactores nucleares. Tenemos el pelo demasiado largo para poder correr, pero lo arrastramos por el jardín con violencia. Nos han prohibido hablar con los ancianos que emiten alaridos. El sudor blanco del incesto nos enseñó lo que sabemos del amor. Hay demasiados laberintos, demasiadas formas tentaculares, demasiadas pantallas iluminadas en los hospitales.
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Adoro este sitio. Así de simple y sincero *
ResponderEliminarAunque tu texto no sea demasiado largo tengo que leerlo varias veces para asimilar todos los nuevos conceptos, y hacerme una vieja conocida de los antiguos. Es que el sudor blanco del incesto destiñe.
ResponderEliminarMe gustan tus textos;crean un surrealismo-repulsividad extraño que en el fondo me encanta.
ResponderEliminarTodos somos incestuosos y mágicos y nos derramamos en todas partes.
ResponderEliminaren general, hay demasiado
ResponderEliminarLos consejos de ancianos...no se han abolido?
ResponderEliminarHay demasiado DE TODO.
ResponderEliminarEse asco se pega. No caduca.
Beso, Lay
Dónde se encuentra gente que escriba así.
ResponderEliminarNo sois demasiados, es lo bueno.
oh
ResponderEliminarEl sudor blanco del incesto nos enseñó lo que sabemos del amor. ¡Dios, es desgarrador, Layla!
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